La temporada de Ferrari está siendo un auténtico desastre. La marca italiana sigue arrastrando los problemas de años anteriores y no consigue volver a la senda de la victoria, aquella que le hizo ser una de las marcas históricas de la Fórmula 1. El equipo dirigido por Frederic Vasseur lleva dando tumbos desde hace un tiempo y no es capaz de dar con la tecla que lo acerque de nuevo al Top.
De hecho, ha sido una continuación de la anterior. Se sustituyó a Mattia Binotto, pero de nada han servido los cambios en la escudería italiana. La alta degradación de los neumáticos y los problemas de fiabilidad de sus monoplazas han supuesto que se haya consumado su peor arranque desde 2009, y no han sido capaces de pisar el podio en ninguno de los tres grandes premios.
Problemas en Ferrari
Los de Maranello son cuartos en el mundial de constructores, muy lejos de los Red Bull que juegan en otra liga, y del lugar que por historia deberían estar luchando. Por delante tienen a un renovado Aston Martin, con un Fernando Alonso pletórico en todas las carreras hasta la fecha, y a Mercedes, los que deberían ser sus rivales por conseguir el primer puesto de la "otra liga", teniendo en cuenta que la marca austriaca no tiene competencia.
El problema es que ni tan siquiera están cerca de los monoplazas de Fernando y Hamilton. El SF23 no está teniendo el rendimiento que se esperaba y Charles Leclerc y Carlos Sainz no están consiguiendo resultados. A esos problemas, se les suma otro que, según cómo se mire, podría ser incluso más importante.
Y es que está creciendo la tensión entre los dos pilotos de Ferrari. Todo ocurrió en Australia, concretamente en la Q3. Leclerc habría pedido ayuda a Sainz para que le diera rebufo, ya que venía en vuelta rápida, pero aquello no ocurrió. El piloto madrileño aflojó el ritmo y al monegasco no le quedó otra que adelantarlo, lo que le hizo perder tiempo.
La relación entre Leclerc y Sainz, muy fría
Después de lo acaecido, Leclerc, por la radio de su equipo, ironizó sobre la supuesta ayuda que le había ofrecido su compañero "Carlos me ha dado un rebufo muy agradable entre las curvas tres y cuatro", dijo visiblemente enfadado. Tal vez, el francés no sea capaz de reconocer sus propios errores y tenga que echarle al madrileño la culpa de todos sus males.
El piloto de Mónaco no ve a Sainz como una amenaza ni como un compañero al que ayudar. Lo ve como un número dos, una segunda espada que está ahí para que él lo aproveche. Tal vez sea culpa de Ferrari por no haber dejado las cosas claras antes. Sea como fuere, la relación entre ambos es muy fría.
El francés no quiere a Sainz como compañero la temporada que viene y, o cambian mucho las cosas, o el piloto español tendrá pie y medio fuera de Ferrari. El ego de Charles Leclerc es un arma muy peligrosa en el box italiano, así pues, deberán apagar el fuego cruzado a tiempo, antes de que se declare la guerra. Los problemas continúan.