Este domingo por la noche llegó el momento de confirmar la pesadilla definitiva. Leo Messi se enfundó la camiseta del Paris Saint-Germain con el dorsal 30 en la espalda y debutó con su nuevo equipo. Mucha tristeza y dolor para gran parte de los culés al ver como su Messi ya no era del Barça.
Un debut apagado
La confirmación de un hecho que ha trastornado al club blaugrana en los últimos meses. Y que ya lo lleva de cabeza desde hace un año. Pero ayer, pocos minutos pasados de las diez de la noche, en el 66 de juego, Messi entró al terreno de juego del Stade Auguste Delaune para sustituir a Neymar Jr y debutar con su nuevo equipo.
El PSG se impuso al Stade Reims gracias a un doblete de Kylian Mbappé, deseado por el Real Madrid, pero Messi le eclipsó. No fue un gran partido del PSG ni tampoco del futbolista argentino. En los poco más de veinte minutos que jugó en su primer día con el conjunto francés no pudo hacer gran cosa.
Aunque jugó con libertad total, estuvo mucho controlado por los futbolistas rivales, que le hacían un marcaje exhaustivo. Y cuando pudo contactar con el balón, recibió por todos lados. Desde los partidos contra el Getafe que seguramente no recordaba una cosa igual.
Al final, sin embargo, debut sin grandes ocasiones de Messi y sin gol. Más apagado de lo esperado también por todos los focos mediáticos que estaban puestos sobre su figura. Y los seguidores del PSG tendrán que esperar a después del parón de selecciones para ver la primera titularidad del argentino y quien sabe si la primera asistencia o el primer gol.
El gesto de Leo Messi
Y más allá del partido, la imagen que dejó el duelo también fue la de un Messi totalmente descolocado. Ya durante la previa del partido, mientras se sentaba en el banquillo y hablaba con Leandro Paredes y Ander Herrera, o mientras jugaba, se le vio sonreír poco. Y cuando lo hacía, era más forzado que otra cosa.
Messi estaba nervioso y quería jugar. No está acostumbrado a ver los partidos sentado desde el banquillo. Finalmente pudo tocar balón, pero tampoco se sintió muy cómodo sobre el césped.
Y al acabar el duelo, momento para que todo el equipo del PSG se dirigiera hacia la zona donde había su afición en el estadio de Reims para darles las gracias por su apoyo. Aplausos de los jugadores del club parisino y también de Messi. Pero la imagen de Messi fue totalmente diferente a la esperada. Aplausos con rostro serio y sin saber dónde mirar. El argentino aplaudió de inercia, como hacían sus compañeros, pero se sintió fuera de lugar.
De alguna manera u otra seguro que le pasó por la cabeza el Barça y la que durante toda su vida ha sido su afición. En un país nuevo, sin saber hablar el idioma y con una afición bastante diferente a la culé. Messi se encontró cohibido y la pregunta que se hace todo el mundo es: ¿echó de menos al Barça?