El Barça está eliminado de la Champions League (4-0). Anfield ha sido una pesadilla tal como lo fue Roma y el Liverpool jugará la final de Madrid.
Pánico escénico
La Champions es la Champions y aunque una eliminatoria esté muy de cara, todo puede pasar. Los mejores equipos de Europa son los protagonistas y en Anfield se ha vivido una de aquellas noches que hacen grande al fútbol. El Barça, con un 3-0 de la ida en el Camp Nou, lo tenía medio encarado para llegar a la final. Pero Anfield, un estadio mítico y con una afición entregada, se ha convertido en un infierno para los culés.
La comunión entre el equipo inglés y la afición ha sido total. Desde el You'll never walk alone de antes del partido hasta el minuto 90. Y gracias a esta unión también se ha conseguido desestabilizar al Barça. Todavía fríos, atemorizados y ya recordando el pasaje de Roma, en el minuto 7 los blaugrana se han visto sorprendidos por el delantero Origi. Un momento que ha hecho revivir la mística de Anfield y se ha creído en la remontada.
Quedaban dos goles para forzar la prórroga y tres para la euforia máxima, y cada recuperación de los reds se ha convertido en una explosión de esperanza. La afición local, de pie, no ha osado sentarse demasiado y así atemorizar a un Barça tocado.
EFE
Mejora insuficiente
Pero los de Ernesto Valverde, con el mismo once que ya salió en el partido de ida, ha sabido confiar en sus capacidades. Poco a poco la locura futbolística sin descanso se ha ido convertido en un dominio necesario del Barça.
Messi ha bajado a poner pausa en el centro del campo, abandonando completamente la banda derecha que se ha convertido en la base de los ataques culés. Un agresivo Arturo Vidal y un constante Sergi Roberto han puesto un punto más de ritmo a un Barça que ha crecido a medida que pasaban los minutos. Y después ha sido Jordi Alba, que con llegadas a la línea de fondo desde el lado izquierdo, ha hecho temblar al Liverpool.
Precisamente Messi ha sido el futbolista culé que más y mejores ocasiones ha tenido. Pero no ha encontrado portería. Y después el argentino ha pasado a ser asistente. Su visión de juego ha desconcertado una vez y otra la defensa red. Y Jordi Alba ha estado a punto de empatar justo antes del descanso.
Descalabro blaugrana
Pero si parecía que el Barça iba creciendo en fútbol, justo al inicio de la segunda mitad Jürgen Klopp ha hecho entrar a Wijnaldum, que en los minutos 54 y 55 ha hecho recordar definitivamente Roma. El Barça no ha sabido rechazar dos centros al área consecutivos que han acabado en gol. Ni Ter Stegen, que había salvado en varias ocasiones a los blaugrana, ha podido hacer nada en estas ocasiones.
Se notaba que el equipo no estaba bien. Un apático Luis Suárez no ha encontrado nunca su sitio en el partido. Lenglet parecía que no supiera cuál era el fútbol del Barça. Y Jordi Alba, que no ha desfallecido en ataque, ha quedado retratado en dos de los goles encajados. Y además, a pesar de la insistencia, tampoco ha aparecido el mejor Messi.
Todo el mundo sabía hacia dónde iba el partido. Desde Anfield se lo olían. Y para redondear la maravillosa noche de fútbol ofensivo del Liverpool, y por desgracia del Barça, en el minuto 79 del partido Alexander-Arnold, el más listo de todos, ha servido rápidamente un córner y Origi ha hecho el cuarto.
El Barça vuelve a dejar escapar la Champions. La linda y deseada tendrá que esperar. El Liverpool ha hecho méritos para estar en Madrid.