El Espanyol se va del Santiago Bernabéu con los bolsillos vacíos. Los blanquiazules, fieles a su estilo, dejan una gran imagen y minimizan al Real Madrid hasta el último minuto. El solitario gol de Marco Asensio alarga hasta los 23 años la racha sin ganar en Madrid.
Orgullo blanquiazul
Rubi tenía claro que no quería ir a Madrid a perder por los mínimos goles posibles. Su Espanyol ya ha demostrado que tiene armas para competir, siempre con buen fútbol. Los jugadores han interiorizado el mensaje hasta el punto de plantarse en el Santiago Bernabéu sin complejas y olvidando su pasado más reciente. La entrada de Hernán Pérez y Pablo Piatti en el once inicial buscaba ganar sacrificio defensivo sin perder presencia en ataque. La estrategia ha salido bien.
El Madrid, que daba descanso a un puñado de titulares, entre ellos Gareth Bale y Marcelo, se cortocircuitaba cuando tenía que atacar en estático y acababa muriendo en las bandas. El plan de Rubi ha estado a punto de brillar con luz propia en un contragolpe, pero Piatti ha enviado fuera su disparo cruzado. El Bernabéu ya sabía que tocaría masticar arena.
El Espanyol no renunciaba a salir jugando desde atrás, siempre empujado por el portero Diego López, un espectador de lujo en los primeros minutos. Marc Roca, Sergi Darder y Esteban Granero entraban constantemente en contacto con la pelota y esta era la mejor noticia. El Madrid no reducía el medio del campo blanquiazul y sufría cuando tenía que recular. Thibaut Courtois justificaba la decisión de Julen Lopetegui con una parada de mérito a Hernán.
La suerte se viste de blanco
Rubi había preparado el partido al detalle. El equipo basculaba de izquierda a derecha, tapando líneas de pase interiores y bloqueando disparos lejanos. El Madrid se desesperaba. Todos sus ataques tenían el mismo final. Y eso daba alas a un Espanyol que se ha disparado en el pie. Una pérdida de Marc Roca ha desencadenado el contragolpe blanco. La pelota ha caído a la pierna izquierda de Marco Asensio, que ha deshecho el empate con un disparo pegado al palo. El VAR, otra vez decisivo.
El Espanyol ha aguantado la tormenta del Madrid, que había entrado en combustión. El descanso no ha cambiado la tendencia y Rubi ha detenido la sangría desde la banda con un doble cambio. Leo Baptistao y Víctor Sánchez han rebobinado la noche. El equipo volvía al punto de partida. Con la pelota como hilo conductor. Un error de Sergio Ramos ha servido en bandeja el empate a Borja Iglesias. La vaselina del '7' blanquiazul se ha estrellado en el travesaño.
Desperdiciar tres ocasiones en el Bernabéu es como comprar muchos números de la lotería. El premio, en este caso, es una derrota. Sergio Ramos rozaba el 2-0 y Lopetegui se protegía añadiendo músculo en el medio del campo. El entrenador del Madrid quería congelar el resultado. Sus cambios, sin embargo, han reanimado al Espanyol, que no ha cambiado, a pesar de las urgencias del marcador.
Los blanquiazules han muerto cerrando al Madrid en su campo. Sin vacilar mientras se escapaba algún silbido. Sergio García, entre líneas, canalizaba todos los ataques. Pero el Espanyol volvía a pagar la falta de puntería. Los errores ya lo habían condenado.