El Real Madrid ha sido el justo vencedor de la Supercopa de España. No hay ningún tipo de discusión que el Barça ha estado desaparecido y totalmente irreconocible en 180 minutos de depresión culé. En el Camp Nou se encajó una derrota preocupante y en el Santiago Bernabéu se ha acabado trastocando a un equipo y a un club falto de un retorno a los orígenes.
Ha sido una semana negra para el club blaugrana, que ha acabado por desistir en la lucha del primer título de la temporada contra el eterno rival. Ni Messi, ni Luis Suárez, ni Piqué, ni Busquets han podido salvar una eliminatoria que siempre han visto perdida. Ni Ernesto Valverde ha podido espolear a un Barça tocado después de la marcha de Neymar.
Crisis total
Hacía muchos y muchos años que no se recordaba una situación tan complicada, y suerte que sólo es el inicio de temporada. Institucionalmente hay grietas a arreglar, la afición no está contenta y el equipo no responde. Peor no le puede ir a un Barça que ha regalado la Supercopa al Madrid.
El virtuosismo y la alegría de tiempos pasados donde cada uno tenía clara su tarea parece haberse desvanecido. Y más después de otro partido para olvidar. Primera estocada a los cuatro minutos. Aquel futbolista que se le escapó al Barça por sólo cuatro millones de euros, Marco Asensio, ha vuelto a demostrar que no hay que ir muy lejos para encontrar talento con mucho futuro. El futbolista mallorquín ha ablandado a un Barça tocado con el primer golazo de la noche en el minuto cuatro.
La calurosa madrugada de Madrid ha hecho dormir al conjunto de Valverde. Con un 3-5-2, una revolución táctica inesperada, tampoco se ha podido combatir la falta de futbolistas de toque en el centro del campo. Se ha tenido que volver a los cuatro detrás y a veces hasta cinco futbolistas. No ha habido manera de desentonar a un Madrid con una inercia devastadora.
El paradigma de la lentitud
El claro ejemplo de este Barça ha sido una vez más el señalado André Gomes. Lento en cada jugada y a destiempo en cada ataque, ha sido el mejor referente, pero no el único, para transmitir las sensaciones de un Barça que ha deambulado por el Bernabéu.
Nadie sabía dónde jugaba, qué papel tenía y dónde estaban sus compañeros. Piqué, Umtiti, Mascherano, Busquets o el mismo Luis Suárez no han sabido encontrar soluciones. Messi ha tenido que aparecer tímidamente para desatascar esta lenta maquinaría blaugrana. El argentino, faltado de balones en condiciones, ha tenido que crear solo. Solo un travesaño ha conseguido. Sin compañeros con quienes asociarse ni con el equipo unido se puede combatir un rival muy superior.
Los blancos han aprovechado las ocasiones que han tenido para trastocar a un Barça que ha mostrado, nuevamente, una imagen desastrosa. Benzema ha hecho el segundo en el tramo final de la primera mitad para sentenciar la Supercopa.
Demostrado queda que el Barça no tiene rumbo, Valverde todavía no tiene soluciones y al equipo le faltan muchas piezas para volver a ser lo que era. El Barça cae en el fondo del pozo. El eterno rival le ha pasado la mano por la cara en dos ocasiones y se ha demostrado que se tendrá que mejorar, y mucho. El Madrid destrona al defensor del título y ya es supercampeón.