El Real Madrid remonta y recupera el brillo en la Champions League ante un París Saint-Germain que ha pecado de inocente (3-1). El doblete de Cristiano Ronaldo y el gol de Marcelo sirven para dejar los octavos de final prácticamente sentenciados y olvidar las penas de una temporada mediocre.
Neymar da miedo
El Madrid es plenamente consciente de que la Champions es su salvavidas particular. Y eso lo sabe Zinedine Zidane, que hoy ha renunciado a la BBC, su delantera de cabecera, para hacer jugar a Isco Alarcón. Gareth Bale se ha quedado en el banquillo para dominar el medio del campo y, de rebote, el partido.
El PSG se ha plantado a Madrid con el pecho inflado. Los recursos económicos han ido confeccionando una plantilla de geniales individualidades. El equipo afrontaba la eliminatoria como una oportunidad única para levantar la voz y ganarse, con fútbol, un sitio entre la aristocracia europea. Neymar se sentía importante. El Madrid estudiaba como pararlo y la falta de Casemiro, a los dos minutos, ha sido una declaración de intenciones.
El Santiago Bernabéu estaba engalanado como en sus mejores noches. Pero sufría un conflicto interno cada vez que Neymar tocaba la pelota. Es el mejor jugador del rival y hay que silbarle. Pero no mucho por si sale con una mala impresión y el sueño de verlo vestido de blanco nunca cristaliza. En medio de este decorado, el Madrid quería aprovechar los primeros minutos de eliminatoria para dejarle claro al PSG quien tiene doce Copas de Europa.
La salida, tan intensa como imprecisa, no ha tenido ningún efecto en el marcador. Los parisinos han salido vivos de las primeras embestidas y eso les ha dado aire. Neymar iba por los suelos a cada jugada, pero el PSG no tenía ningún problema para conectar con su tridente. Y así ha llegado el primer gol. Un centro de Mbappé, que buscaba a Cavani, ha acabado en los pies de Neymar antes de que apareciera Rabiot. El talentoso mediocampista ha superado a Keylor sin problemas ni oposición.
Un Madrid de Champions
La trascendencia de la noche se evidenciaba en cada carrera. Ninguno de los dos equipos negociaba esfuerzos y lo fiaban todo a la resistencia física. El gol del PSG ha dejado inconsciente al Madrid, a quien se le hacía un mundo encadenar ocasiones claras. Areola, portero francés, secaba a Ronaldo hasta que Kroos ha forzado un penalti antes del descanso. Desde los once metros, el portugués es infalible. El empate lo dejaba todo abierto en un partido que honraba al fútbol de primer nivel.
El PSG ha tenido en su mano enterrar la eliminatoria. Dani Alves y Mbappé no han encontrado el camino del gol y el árbitro se ha comido un penalti de Sergio Ramos en una segunda parte donde el Madrid empezaba a agonizar. Incluso, parecía aceptar como mal menor un empate con goles. El gran error de los parisinos ha sido dar a los blancos por muertos y dar un paso atrás con el cambio de Cavani cuando Zidane los ha revitalizado desde el banquillo.
La entrada de Lucas Vázquez y Marco Asensio ha dinamitado el empate. Ronaldo ha cazado un rechace en el área para hacer el 2-1 después de una jugada de Asensio. El Santiago Bernabéu enloquecía porque lo había visto muy negro. El extremo mallorquín ha vuelto a inventarse un centro para que Marcelo deprimiera al PSG en sólo tres minutos. Reacción de -vigente- campeón.
El PSG ha muerto atacando, pero sabe que tiene un pie fuera de la Champions. Unai Emery vuelve a pecar de conservador y Neymar no aprueba su primer examen fuera de la sombra de Messi. Al emir de Qatar no le hará gracia ver cómo sus millones se quedan fuera de Europa en las primeras de cambio por segunda temporada consecutiva.