Hay jugadores de fútbol que llegan a la cima por oficio y esfuerzo, y otros por puro talento. Y cuando unes ambas cosas en cotas estratosféricas aparece Leo Messi.

A día de hoy, en un fútbol exageradamente físico, parece que ya no queda sitio para los miembros del segundo grupo, allí donde se podrían situar a jugadores como Romario, Ronaldinho o Maradona, genios absolutos que no necesitaban entrenar como el resto de sus compañeros para ser los mejores el domingo. "Yo no saqué ventajas deportivas con las drogas, les di ventaja a los rivales", afirmó en una ocasión Maradona, que tras su retirada manifestó que le habría gustado saber hasta dónde habría llegado sin su afición a la noche y a la cocaína.

La magia que vino de El Salvador

A principio de los 80, sin Youtube ni globalización, el fútbol era otra historia. Los grandes talentos concentraban su popularidad en su Liga, mientras que la leyenda llegaba al resto de países en cuenta gotas. Y en este contexto se presentó una desconocida selección de El Salvador al Mundial de España 82, una cenicienta que perdió todos sus partidos y que encajó un 10-1 -todavía hoy la mayor goleada en la historia de los mundiales-, pero que activó todas las alarmas en un buen puñado de equipos. Había un jugador, llamado Jorge González y conocido como el Mago, que hacía cosas imposibles con el balón.

Recibió ofertas de muchos clubes, entre ellos el Atlético de Madrid y el PSG, que teniéndolo todo cerrado vio como el jugador daba marcha atrás para comprometerse con el pretendiente más débil, el Cádiz, que en este momento militaba en la Segunda División.

cromo

Cromo de la época del 'Mágico' González / Ediciones Este

Y nació el mito. La prensa de la época le cambió sin saberlo el apodo de el mago por el de Mágico y la Tacita de Plata se convirtió en un pequeño teatro de los sueños, donde un salvadoreño semidesconocido empezó a hacer magia pura con el balón en los pies. No tardó en trascender, sin embargo, que al Mágico gustaba tanto hacer malabares con la pelota como salir por la noche. En Cádiz, sin embargo, se decidió hacer la vista gorda.

Mágico de día... y de noche

Toda la ciudad lo sabía, pero se le perdonaba porque al llegar el domingo la magia seguía fluyendo como nunca antes lo había hecho. El club, de hecho, llegó a poner a un empleado para que cada mañana fuera a despertar al Mágico González, para que no se perdiera los entrenamientos. "Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme", afirmó el jugador en una de sus frases más célebres.

Por aquella época, el entrenador del Cádiz era Dragoljub Milosevic, un técnico especialmente estricto con la dieta y los hábitos de sus jugadores. Sabiendo como sabía las aficiones del Mágico, ordenó a su segundo, el mítico David Vidal, que vigilara de cerca al salvadoreño. "¿Qué bebes?", le preguntó. "Coca-Cola", respondió Vidal. "No, tú bebes vino tinto. Pide vino y te vas bebiendo mi Coca-Cola", le dijo Jorge González, en una de las mil anécdotas que acumuló en su estancia en Cádiz.

Y es esta tónica se mantuvo, hasta el punto que el Mágico González se ganó el derecho para hacer lo que quisiera, siempre y cuando rindiera sobre el césped. Y así fue, dejando para el recuerdo sus legendarias "culebritas macheteadas”. En total, Jorge, Mágico, González jugó siete temporadas en Cádiz, en las que jugó 219 partidos, marcó 77 goles y dejó decenas de genialidades que le convirtieron por siempre en una leyenda. 

Maradona

Maradona, con el 'Mágico' González, al cual siempre admiró / aweita.pe

El día que el Mágico jugó con el Barça de Maradona

"Hay otro jugador tan o más grande que Pelé y que yo. Se llama Jorge González, el Mágico, y juega en el Cádiz". Esta afirmación la hizo Maradona tras aterrizar en Nápoles. Y es que el genio argentino siempre fue un gran admirador del fútbol de Jorge González, con el que estuvo a punto de compartir vestuario, en el Barça.

En 1984, con Maradona en la plantilla blaugrana, el FC Barcelona estuvo a punto de fichar al Mágico. Al no fiarse de su vida privada, el Barça se lo llevó a una gira por los Estados Unidos, en la que el Mágico marcó un gol y mostró una conexión eléctrica con Maradona, que alucinaba con el talento innato del salvadoreño.

Al final, sin embargo, la operación no se llevó a cabo. La primera teoría afirma que durante la concentración, alguien, dicen que Maradona, hizo la broma de encender la alarma de incendios. Todos los jugadores bajaron al hall menos uno, el Mágico Gónzález, que estaba en la cama con una chica. "Siempre he sido muy vago y aquel día me costaba mucho levantarme. Además, no había ningún incendio ¿Por qué no hubo ningún incendio esa noche, verdad?"., afirmó el jugador.

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Maradona y 'Mágico' González, en  un entrenamiento del Barça / Twitter / @lagranjugadacsr

La segunda teoría sobre el por qué no se cerró el fichaje dice que en el contrato que le ofreció el Barça había una cláusula  que vinculaba parte del salario a la asistencia a los entrenamientos, algo que el jugador se negó a aceptar.

Sea como fuera, lo cierto es que el Mágico González jamás jugó en el Barça y que Maradona se fue después al Nápoles. En la ciudad del sur de Italia no han olvidado al pelusa, que ahora da nombre al antiguo San Paolo. Y en Cádiz, el Mágico González sigue siendo la leyenda que un día les hizo soñar.

 

Imagen principal: Jorge, Mágico, González, en un entrenamento del Cádiz / Twitter