En Honda se respira una calma tensa. Y es que en la marca japonesa cada vez hay más temores de que Marc Márquez, hasta hace poco la gallina de los huevos de oro, no vuelva jamás a ser el piloto que fuera antes de su grave lesión en el brazo. Son conscientes de que los médicos han recordado que con Márquez hay que ir poco a poco, que con el paso del tiempo el brazo debería responder, pero van pasando los grandes premios y los miedos crecen, pues el piloto de Cervera sigue siendo la sombra del que gobernó con puño de hierro MotoGP.
La frustración de Márquez
Y en medio de este clima de cierta tensión, solo ha faltado que el propio Marc Márquez haya puesto en duda el rendimiento que podrá ofrecer en el futuro. El dedo en la llaga. "No sé si voy a ser el Márquez que fui, pero me conformo con un Márquez diferente luchando por títulos. O me conformo con un Márquez diferente, pero pilotando como quiere en cada situación. Esto querrá decir que estamos luchando por puestos delanteros", ha afirmado Márquez en una entrevista al diario As.
"De momento, no puedo pilotar como quiero. En unas curvas sí y en otras no. Es muy cansino y me cansa mucho hablar de este tema, porque yo siempre he sido de los que ha obviado o intentado esquivar el tema de las molestias, como cuando me dolían los hombros. No hablaba de eso, aunque tenía molestias y al final de año me operaba, porque si no afecta a la cabeza y todo el rato te preguntan por ello, pero ahora es una molestia tan grande la que tengo que no puedo ocultarla. Tengo que ser realista con el momento en el que estoy", ha proseguido.
La recuperación, muy lenta
Marc Márquez, además, no se ha quedado ahí, pues también ha admitido que no está llevando nada bien notarse peor piloto tras su grave lesión. "Está siendo más lento de lo que imaginaba, pero se están cumpliendo los plazos que me dijeron. Yo pensaba que, una vez me subiera a la moto, el brazo iba a muscular rápido y se pondría en el sitio, pero lleva una adaptación y el hueso aún no está soldado al cien por cien. Va poco a poco".
El piloto de Cervera también ha explicado sus sensaciones al tener que salir a las pistas sin ser ya el rival a batir por los demás. "Cuando la expectativa es más alta, el nivel de frustración es más alto. Cuando eres realista, la frustración es más baja. Sí que al principio hubo unas carreras en las que me jodía, como Le Mans, Mugello y Montmeló, donde no podía. Alemania me dio mucha tranquilidad para ver que no se me había olvidado. Llegué a un circuito de izquierdas en el que podía tener más suelto el brazo derecho, sin hacer tanta fuerza, y hacía el mismo tiempo que hacía antes, pilotando de la misma manera. Si te evades en tu mundo y olvidas el exterior, es fácil llevarlo".