"No es solo ganar, sino cómo lo hacemos" decía Wout van Aert en declaraciones posteriores a la séptima etapa de La Vuelta España. El ciclista belga se ha llevado la victoria gracias, en gran parte, al gran trabajo de Sepp Kuss. El estadounidense le aguantó el pulso a un Marc Soler que se lanzó a por el triunfo a 20 kilómetros de meta y que por momentos soñó con subirse a lo más alto del podio de Córdoba. Sin embargo, el ciclista catalán decayó a menos de 4 kilómetros y propició una sprint final donde la explosividad de Van Aert fue imparable.

Una etapa llana sin emoción hasta el Alto del 14%

En un contexto donde el debate sobre el papel de las etapas llanas sigue en vilo, la séptima etapa de La Vuelta España entre Archidona y Córdoba traía una clara muestra de la poca emoción de un terreno virado donde solo destacó el Alto del 14% y los distintos repechos a lo largo del trayecto. Ni una sola fuga y poco movimiento más allá de la excursión en solitario de Xabier Isasa. El ciclista vasco del Euskaltel Euskadi abrió un hueco de 8 minutos con el pelotón y pintó de naranja un circuito aburrido hasta la llegada al puerto de segunda categoría.

El pelotón se reagrupaba a las puertas del alto y Edoardo Affini asumía las riendas de un grupo que, pese a frenar su ritmo de forma generalizada, seguía una marcha que imposibilitaba lanzar cualquier ataque. Un esfuerzo masivo en el que los gregarios veían una oportunidad de ayudar a los líderes de sus respectivos equipos y figuras como las de Marc Soler o Sivakov se destacaban en la cabeza del pelotón. Mientras tanto, los hombres rápidos esperaban su turno observando cómo el desgaste pasaba factura a sus competidores: los ciclistas comenzaban a caer.

Affini daba paso al Red Bull Bora y el equipo de las bebidas energéticas metía una marcha más en la zona de ascensión que acabaría de destruir las piernas del pelotón. Primož Roglič, que buscaba su redención tratando de descolgar al líder Ben O'Connor, era el primero que quería desmarcarse en solitario, pero respondieron rápido Carapaz, Sepp Kuss y Enric Mas para tratar de llevarse la bonificación del Alto del 14%. El esloveno se llevaba los puntos, mientras Kaden Groves acaparaba la atención al caerse sorprendentemente en la misma zona de bonificación.

Marc Soler avivó el tramo final de la carrera con un pulso a Sepp Kuss

A falta de 20 kilómetros para la meta, Marc Soler se lanzaba en solitario retando a Sepp Kuss a seguirle el ritmo. El catalán, que llevaba afilando el cuchillo durante varios metros, se desmarcaba del grupo y atacaba sin recibir respuesta del estadounidense. El corredor del Visma esperaba su momento, guardaba energías y se quedaba en un pelotón que buscaba reagruparse con otra escisión del grupo que había quedado descolgada en la subida al Alto.

Sin embargo, el físico de Marc comenzó a caer y Kuss no se daría por vencido liderando a un grupo que recortó la distancia respecto al corredor del UAE. A menos de 15 kilómetros para cruzar la meta, el pelotón parecía dominar la situación respecto al catalán, pero la impaciencia hizo que Wout van Aert rompiese todos los esquemas y se lanzase en solitario para tratar de dar caza al líder de la carrera. Aun así, el belga sería neutralizado y Kuss volvía a proponerse como el arma principal para frenar a Soler, pero, eso sí, con un inconveniente: no daba la sensación de ser capaz de hacerlo solo y necesitaría de los demás ciclistas.

El sol abrasador pasaba factura y se acababan los bidones para la mayoría de los ciclistas como una última inyección de energía. Sepp Kuss le aguantaba el pulso a un Marc que se agarraba a un clavo ardiendo para mantener el primer puesto. El catalán, que había brindado un gran espectáculo con su intento de escapada, levantaba el pie a falta de 3 kilómetros y condenaba a la carrera a volver a resolverse al sprint. Gaudu quería pescar en río revuelto y buscaba dar una sorpresa que impidieron Vlasov y Van Aert. En el último kilómetro lo intentó Sivakov, pero el pelotón reaccionaba y Van Aert, explosivo como siempre, no desaprovecharía el gran trabajo del campeón Kuss y cruzaría la meta en primer lugar.

La octava etapa tendrá lugar entre Úbeda y Cazorla en un recorrido muy exigente de 159 km por la sierra de Jaén. El puerto del Mirador de las Palomas será la principal dificultad antes de una ascensión final de tercera categoría hacia Cazorla. Sin duda, el de mañana será un escenario que pondrá a prueba a los ciclistas y, aunque no debería abrir grandes diferencias entre los favoritos, la amenaza de fuga estará presente a lo largo de todo el recorrido.