Marc Márquez no tiene miedo del dolor. Este jueves, el piloto de Cervera ha viajado al circuito de Jerez con la idea de disputar el segundo gran premio de la temporada de MotoGP. Este hecho no sería noticia si no fuera porque el de Honda fue operado de una fractura en el húmero del brazo derecho el martes pasado, hace sólo dos días.
El grande de los Márquez no tiene el nervio radial afectado y ya ha recibido el alta, de manera que está dispuesto a subir a su moto con el fin de disputar la segunda carrera del campeonato este fin de semana. Aunque el doctor Xavier Mir calculaba que el piloto podría reaparecer en el siguiente Gran Premio, que tendrá lugar en la República Checa el 7 y el 9 de agosto, el vigente campeón del mundo no tiene tiempo que perder.
Su ambición, sin embargo, tiene límites. Antes de volver a pisar el asfalto del circuito, el piloto catalán tendrá que someterse a una revisión por parte de los médicos del campeonato y sólo podrá competir si estos le dan el visto bueno. Hoy por hoy, la hipótesis más plausible es que Márquez no dispute los entrenamientos libres del viernes y se reserve directamente para la calificación oficial del sábado.
Una caída, eso sí, podría ser extremadamente grave, y es que en la operación del martes pasado los médicos introdujeron una placa metálica en el brazo del piloto con el fin de soldar la fractura ósea. En cualquier caso, hay una cosa bien clara: Márquez está hecho de otra pasta.