El paso de Adama Traoré por el Barça será breve y poco recordado, de eso no hay ninguna duda. En su regreso al club donde inició su carrera, sigue estando lejos de esa versión que le llevó a ser considerado como uno de los atacantes más cotizados del planeta. Y eso que comenzó con muy buen pie, siendo titular durante sus primeras semanas, y dejando actuaciones bastantes destacables. Pero poco a poco se ha ido deshinchando, y ha perdido fuerza.
Xavi Hernández ha perdido la confianza en él, y tan solo le ha dado minutos como revulsivo. Pero entrando desde el banquillo tampoco ha hecho nada destacable, confirmando lo que muchos ya advertían: no tiene las cualidades necesarias para poder ser de ayuda. Obviamente, no se puede discutir que su velocidad y su potencia le hacen ser un arma muy peligrosa, pero siempre repite la misma jugada, lo que le convierte en un jugador muy predecible.
Joan Laporta tenía decidido ejercer la opción de compra que pactaron con el Wolverhampton Wanderers, que era de 30 millones de euros, pero ahora ya no lo tiene tan claro. De hecho, tiene serias dudas de que pueda ser una buena inversión, y se arrepiente de las declaraciones que hizo cuando presentaron al extremo de 26 años. En ellas, aseguraba que la intención era quedárselo a título definitivo. No quiere quedar como un mentiroso.
Pero la realidad es que ya ni siquiera planifican la próxima temporada con Adama. Mateu Alemany será el responsable de comunicar al futbolista que debe de buscarse un nuevo destino, pues en el Camp Nou no tiene espacio. Y menos, después de que su club haya rechazado la posibilidad de hacer un cambio de cromos, en el que el otro implicado sería Francisco Trincao. Los ingleses solo quieren dinero, y los azulgranas no pagarán ni un euro.
No creen que Traoré sea necesario, ni mucho menos, al precio de 30 ‘kilos’. Un varapalo tremendo para el ex del Aston Villa o del Middlesbrough, que confiaba en poder quedarse en España, ya que ese era su deseo.
Jorge Mendes, terriblemente enfadado
Esto no ha gustado a Adama, pero aún menos a su representante, Jorge Mendes, que también estaba muy relajado, y se mostraba convencido de que iba a poder hacer negocios con el Barça. Laporta ha trastocados sus planes, provocando un gran enfado en el representante portugués. Una cosa que puede tener serias consecuencias.
Porque no hay que olvidar que dos de sus clientes juegan a las órdenes de Xavi: Anssumane Fati y Nico González. Especial atención habrá que prestar a este último, con el que negocian para renovar su contrato.
Laporta puede tener problemas.