El Barça tiene mucho trabajo por hacer en lo que queda de mes de agosto. En el capítulo de entradas, con los posibles fichajes de Bernardo Silva o Marcos Alonso, y la inscripción de aquellos que ya han llegado, pero en el de salidas, hay alguna situación que parece difícil que se desbloquee. En el caso de Martin Braithwaite, por ejemplo, Mateu Alemany ha intentado de todas las formas posibles que pudiera salir traspasado, pero el danés se niega a renunciar ni a un euro del contrato que tiene con el club, que le quedan dos temporadas para que acabe, lo que complica y mucho su salida.
Braithwaite, sin intención de llegar a un acuerdo con el Barça
Primero, el club lo intentó colocar en la Premier League, y aunque tuvo algún club interesado, el problema siempre ha sido el mismo. Braithwaite no ceja en su empeño de conseguir una rescisión del contrato donde le abonen su sueldo íntegro para marcharse como agente libre, en lo que sería la peor fórmula posible para los intereses de la entidad barcelonista.
Su salario es bastante bajo, y su rescisión tampoco liberaría demasiada masa salarial, pero Mateu Alemany está buscando las fórmulas para no tener que pagarle todo lo que quiere. Aunque parece que se complica la opción de traspasarlo, en el club se baraja la alternativa de cederlo, para liberar su dorsal y ahorrarse su salario. Pero la intención es que deje de formar parte del club de forma definitiva, por lo que la dirección de fútbol que preside Alemany le ha propuesto en numerosas ocasiones un acuerdo que no sea tan dañino para el club.
No tiene prisa para resolver su futuro
Eso podría asemejarse a los casos de Riqui Puig, Neto u Òscar Mingueza, que salieron prácticamente regalados. En el seno del Camp Nou sospechan, según explica la información de Sport, que el danés tiene algún acuerdo cerrado con un club extranjero, por lo que no le preocupa esperar hasta el último día del mercado para rescindir y marcharse libre.
Como tantas otras veces, las negociaciones se convierten en partidas de ajedrez donde ambas partes hacen cuidadosamente sus movimientos. Lo que destaca es que la estrategia del entorno de Braithwaite es no hacer ningún movimiento para, tarde o temprano, forzar a que sea el Barça quien se vea obligado a hacerlos. El Camp Nou dictó sentencia, y el delantero recibió una sonora pitada cuando fue presentado en el Gamper, pero a él no le preocupó lo más mínimo, y respondió con una sonrisa que hace pensar que este culebrón va para largo.