Por muy irónico que pueda sonar, no hay nadie al volante de la Fórmula 1. Y es que, una vez más, la FIA ha pegado un volantazo en su toma de decisiones con una nueva regla que pretende frenar el lenguaje soez y las palabrotas de los pilotos que se escuchan durante las retransmisiones de televisión. De hecho, con la norma ya en marcha para este Gran Premio de Singapur, Max Verstappen es la primera víctima y ha sido condenado con trabajos de interés público después de utilizar palabras malsonantes durante la rueda de prensa previa.

Max Verstappen, sancionado por su lenguaje soez / Foto: EFE

La FIA quiere evitar las palabrotas durante las retransmisiones de Fórmula 1

Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA, anunciaba esta semana en una entrevista con Motorsport que se tomarían medidas más severas para evitar las palabrotas durante las retransmisiones de Fórmula 1. Esta decisión viene tomada porque el Gran Circo cada vez llega a un público más joven y, según palabras del presidente emiratí, los pitidos con los que se solapan las palabras malsonantes en las radios no son suficientes. "Tenemos que diferenciar entre nuestro deporte, el motorsport, y el rap. No somos raperos", explicaba Ben Sulayem en unas declaraciones que han levantado bastante polémica.

"¿Cuántas veces por minuto dicen la palabra con F (fuck)? Nosotros no somos eso", continuaba el presidente de la FIA tratando de hacer hincapié en que, por mucho que las pulsaciones estén elevadas durante la carrera, los pilotos deben contenerse en sus palabras. "Yo fui piloto. En el calor del momento, cuando estás molesto porque otro piloto te echa fuera... Cuando yo conducía y pasaba algo así, me enfadaba. Pero está claro que también tenemos que tener cuidado con nuestra conducta. Tenemos que ser responsables", concluía.

Ben Sulayem junto a Oscar Piastri en el GP de Azerbaiyán / Foto: EFE

Max Verstappen: "Yo seguiré usando palabrotas"

Las declaraciones del presidente no han tardado en tener respuesta de dos pesos pesados como Max Verstappen y Lewis Hamilton. Por un lado, el neerlandés ha tachado de absurda la medida que quiere imponer Ben Sulayem, no se ha cortado en afirmar que él seguirá usando palabrotas, ya que "todo el mundo dice esas palabras", y pone el foco en el modo de retransmitir la Fórmula 1: "En otros deportes, no vas por ahí con un micrófono. Con nosotros, todo se retransmite, porque quizá sea parte del entretenimiento. Así que la gente llega a escuchar esas cosas y es como se crea toda esta miseria. Podemos empezar por no retransmitir más estas cosas. Porque si no lo retransmites, nadie se enterará. Solo el equipo".

Por otro lado, el heptacampeón inglés ha querido incidir en los tintes racistas que dejan las declaraciones del presidente de la FIA: "No me gusta la forma en que lo expresó. Utiliza la palabra rapero como estereotipo. La mayoría de los raperos son negros. Sutilmente, dice que no somos como ellos. La elección de las palabras es incorrecta. Tiene un elemento racista". Sin duda, las palabras de Bin Sulayem no han dejado conforme a nadie y traerán más cola aún si cabe después de que Verstappen haya sido sancionado por utilizar la palabra "Fuck" en rueda de prensa.

"Ni siquiera es una palabra muy mala, ¿no? El coche fue jodido ¡Perdona mi lenguaje, pero vamos! ¿Cuántos años tenemos? ¿Cinco, seis? Incluso los niños de cinco y seis años empezarán a decir palabrotas en algún momento", declaraba Verstappen en rueda de prensa tras ser preguntado por el rendimiento de su monoplaza en Bakú. Solo un día después, la FIA ha llamado al neerlandés a comisarios y, tras declarar, ha tomado la decisión de sancionar a Mad Max con trabajos de interés público por utilizar la F-word.

Será curioso ver cómo se desarrollan los acontecimientos. De momento, en los primeros entrenamientos libres de este fin de semana ya se ha podido escuchar como Charles Leclerc también utilizaba la palabra vetada tras mostrar su descontento por radio: "Esta ha sido una vuelta muy muy jodida". El monegasco no ha sido llamado a comisarios por el momento, pero habrá que ver cómo actúa la FIA para frenar lo inevitable. Las pulsaciones dentro del cockpit, la adrenalina sobre el asfalto y la competitividad de los pilotos hace pensar que se amontonará el trabajo de los comisarios y que deseo de Ben Sulayem será inviable.