A día de hoy, Max Verstappen no tiene rival. Se paseó en el Gran Premio de España, donde volvió a obtener una holgada primera posición. El neerlandés sigue dando muestras de lo buen piloto que es, junto a un monoplaza que es un auténtico cohete. Domina con puño de hierro en absolutamente todos los momentos donde hay semana de Gran Premio, tanto en los entrenamientos libres como en las clasificaciones como en los domingos de carrera, no hay nada que pueda parar a un Mad Max que ha creado una simbiosis perfecta con su coche.

En Red Bull ya le vieron el potencial cuando estaba en la academia de Toro Rosso y quisieron atar a Verstappen para el primer equipo, antes de que otros grandes equipos pudieran seducirlo. Y Max está correspondiendo con creces y a sus 25 años va camino de convertirse en el tricampeón del mundo de Fórmula 1, ni siquiera su compañero Checo Pérez es capaz de plantarle cara. No obstante, Mad Max ha salido un poco díscolo y en el equipo de la bebida energética se temen una guerra interna, una vez aplacados los rumores sobre una mala relación con su compañero.

Sergio 'Checo' Pérez celebrando el podio de Miami / Foto: Europa Press

Verstappen preocupa por su carácter díscolo

En el Gran Premio de España, disputado en el circuito de Barcelona-Catalunya, en el mítico trazado de Montmeló, Verstappen volvió a hacer gala de su rebeldía. Ya en el pasado protagonizó varios episodios tensos con los ingenieros en el box de Red Bull. El año anterior no dejó pasar a Checo Pérez, cuando ya había conquistado el mundial, para facilitar que Red Bull se llevase el mundial de constructores.

Y este año ha vuelto a las andadas. En el Gran Premio de Arabia Saudí, su compañero, que consiguió ponerse por delante de él, tenía además la vuelta rápida. Mad Max, precisamente, preguntó a su equipo los tiempos de Checo Pérez para arrebatársela, y aunque desde Red Bull le dijeron que lo dejara, él decidió pisar el acelerador para conseguir un punto extra y seguir por delante en el mundial.

Checo Pérez y Max Verstappen se dan la mano / Foto: Europa Press - Antonin Vincent

Verstappen desoye las órdenes de Red Bull

Y, como decíamos, en Barcelona volvió a desobedecer las órdenes de equipo, hasta en dos ocasiones. La primera, según informa Mundo Deportivo, fue durante los terceros entrenamientos libres. Al parecer, el neerlandés fue enviado a su garaje, pero la escudería austriaca le instó a volver a salir a pista para tratar de mejorar su tiempo. Una sugerencia que no hizo demasiada gracia a Max Verstappen que estalló contra su equipo.

"No me siento cómodo empujando en estas condiciones, pienso que es un desperdicio", dijo Max, a lo que sus ingenieros respondieron: "todos están empujando, solo una más". En ese momento Max replicó enfadado diciendo que "me importa un carajo lo que están haciendo los demás. No tiene sentido".

Max Verstappen celebrando la victoria en Australia / Foto: Europa Press - Xavi Bonilla

Pero esa no fue la única y, de nuevo, tuvo que ver con la vuelta rápida. Ya en el domingo de carrera, un Max Verstappen, seguramente aburrido por su dominio apabullante, se propuso conseguir la vuelta rápida. Antes, pero, tal vez debido a la relajación, cometió tres errores por exceder los límites de pista, lo que supuso que le sacaran una bandera blanca y negra. En las vueltas finales, ya con la sanción, preguntó por la vuelta rápida, su ingeniero le recomendó que no se la jugara, sin embargo, Max hizo caso omiso de las advertencias y volvió a pisar el acelerador para conseguir un punto extra. En el garaje austríaco empiezan a estar cansados de esta situación y se están planteando darle un toque de atención a un Verstappen que es asiduo a protagonizar este tipo de actos.