El Real Madrid no ha arrancado la temporada de Liga como esperaba. Tras tres jornadas, el equipo de Carlo Ancelotti ya ha dejado escapar cuatro puntos con dos empates inesperados, el último de ellos ante Las Palmas. Y mientras el equipo intenta ajustar sus piezas, una situación preocupante emerge en el vestuario blanco: Kylian Mbappé, el gran fichaje del verano, todavía no ha marcado ni asistido en LaLiga. A la frustración por los resultados se suma la de un Mbappé que no está encontrando su mejor versión en estos primeros compases de la competición.
La raíz del problema parece clara: el francés no está contento con la posición en la que está siendo utilizado. Acostumbrado a brillar en la banda izquierda, donde puede aprovechar su velocidad y su capacidad de desborde, Mbappé se encuentra obligado a jugar más centrado, en el puesto de delantero centro. Y no es ningún secreto que Kylian prefiere partir desde la izquierda, pero ese es el territorio de Vinicius, el otro gran talento ofensivo del Real Madrid.
Este desplazamiento forzado está afectando a su rendimiento y, sobre todo, a su estado de ánimo. Mbappé ha dejado claro que no le gusta jugar como "nueve". Su rostro de frustración en el partido contra Las Palmas era evidente, especialmente en las jugadas en las que se veía obligado a bajar a recibir el balón lejos del área o a competir con los centrales en lugar de explotar su mayor virtud: su velocidad en el uno contra uno. La falta de protagonismo está empezando a pesarle, y su malestar ya es palpable en el entorno del club.
Para empeorar las cosas, el hecho de que Vinicius fuera el encargado de lanzar el penalti ante Las Palmas, en lugar de él, no ha hecho más que aumentar la tensión. La decisión dejó a Mbappé visiblemente molesto y su reacción no pasó desapercibida. En un equipo donde los roles están aún por definirse claramente, estos pequeños detalles pueden convertirse en grandes problemas si no se manejan con cuidado. El propio Ancelotti parece consciente de ello y sabe que deberá gestionar esta situación con mano firme para evitar que el vestuario estalle.
Carlo Ancelotti, siempre diplomático, tiene ahora un reto entre manos. Deberá encontrar la fórmula para contentar a sus dos estrellas ofensivas y hacerlas convivir en el campo de manera efectiva. Es una tarea complicada, porque tanto Mbappé como Vinicius tienen la misma aspiración: ser el jugador más importante del equipo. Además, el técnico italiano sabe que un conflicto entre dos de sus jugadores más valiosos puede tener repercusiones muy serias para la estabilidad del grupo.
El incendio está latente en el Real Madrid y Ancelotti está en el centro de la tormenta. Por un lado, deberá encontrar una solución táctica que permita a Mbappé sentirse cómodo y desplegar su mejor juego. Por otro, tendrá que asegurarse de que Vinicius, ya consolidado como una de las figuras del equipo, no se sienta desplazado o infravalorado. El tiempo corre y, en el Real Madrid, los problemas no suelen esperar demasiado antes de explotar.