Con la llegada de Xavi Hernández al FC Barcelona sustituyendo a Ronald Koeman han cambiado muchas cosas. Más allá del estilo de juego, con un Barça más propositivo, han aparecido muchos nombres propios. Jugadores como Abde, Gavi o Nico se han consolidado, y el mercado de invierno ha traído a futbolistas que deben ser importantes.
Tres delanteros en la cuerda floja
Alves ya estaba fichado en noviembre, y aunque se ha quedado fuera de la lista para la Europa League, es titular para Xavi, y los otros fichajes son todos en ataque. Adama Traoré, Ferran Torres y Aubameyang han llegado para darle más alternativas al entrenador blaugrana en las tres posiciones ofensivas.
Y, como se suele decir, las gallinas que entran por las que salen. Tres fichajes conlleva que haya tres jugadores que tienen muy complicado volver a contar para Xavi. Y esos son Luuk De Jong, Martin Braithwaite y Memphis Depay. De los dos primeros se valora muy positivamente su profesionalidad y su dedicación diaria.
Además, Luuk se ha rebelado ante un contexto complicado cuándo parecía que se iría en enero, pero ni uno ni otro encajan en lo que quiere Xavi para un delantero centro. El caso de Memphis es más complejo. Llegó en verano como una absoluta estrella, avalado por Koeman, que recomendó el fichaje de su compatriota.
Memphis, un problema para Xavi
Y en las primeras semanas todo parecía ir sobre ruedas. El exdelantero del Olympique de Lyon era el jugador más destacado, con una cifra de goles más que interesante que lo sigue manteniendo como el máximo goleador del equipo, pero poco queda de él tras la llegada del entrenador de Terrassa.
Algunas lesiones musculares, acompañadas de un bajón de rendimiento más que notorio, han puesto al neerlandés en el ojo de muchas críticas, y su futuro en el club no pinta bien. El club quiere que la delantera del futuro sea la formada por Ansu Fati y Ferran Torres en los extremos para surtir de balones a Erling Haaland. Memphis deberá buscar la forma de ser importante, o se le buscará un traspaso.
Firmó un contrato corto, de solo dos temporadas hasta 2023, por lo que si Joan Laporta quiere conseguir ingresos en verano será el único momento que tendrá para venderlo. El contexto no es el mejor, pero está en su mano convencer al entrenador de que merece seguir siendo jugador del Barça. Tiene cartel en Europa, y si en el club no cambian de idea, es una salida más que probable en verano.