La herida de la derrota en Liverpool por un escandaloso 4 a 0 que dejó al Barça sin la oportunidad de jugar la final de la Champions en el Wanda todavía duele, y parece difícil de sanar. Cuatro días después de la debacle europea, la mayoría de los jugadores blaugrana se han mantenido al margen.

Más allá de la visita de Rakitic a la Feria d'Abril de Sevilla, el núcleo mayoritario de la plantilla culé ha mantenido un tono más bien reservado. De hecho, sólo cuatro jugadores han mostrado, a través de las redes sociales, mensajes de disculpas y de fuerza después de la eliminación europea.

Después de Sergi Roberto, que fue el primero en hacerlo, se han sumado los mensajes de tres de sus compañeros. Hay que decir también, que, Sergio Busquets, el segundo capitán, fue el encargado de dar la cara después del partido, pero la situación no era la ideal y Busquets no fue capaz de pronunciar un mensaje muy claro.

Ter Stegen pide unión

El portero alemán, que vio resignado cómo un doblete de Origi y otro de Wijnaldum eliminaban a su equipo, publicó ayer un mensaje en sus redes sociales agradeciendo las muestras de apoyo de la afición y pidiendo unión para acabar la temporada de la mejor manera posible.

Jordi Alba asume los errores

El lateral izquierdo del Barça, protagonista negativo en dos de los goles del Liverpool, ha explicado en su perfil de Instagram de qué forma piensa superar estos errores. Alba, un titular fijo a causa también de su nula competencia, fue uno de los señalados en la derrota blaugrana, y ha querido salir al paso para asegurar que a base de trabajo gestionará las malas sensaciones que provocan tener errores en partidos destacados como este.

Arturo Vidal no se rinde

Con una simple foto y unos emoticonos, el mediocampista chileno ha mostrado un mensaje de fuerza y perseverancia, dos de los elementos que más le caracterizan. Vidal, que fue de los mejores jugadores del Barça en Anfield, ha publicado esta imagen de un puño cerrado con las palabras en inglés Never Give Up (No rendirse nunca), las mismas palabras que lucía Mohammed Salah el pasado martes en Anfield, en el partido que no pudo jugar por lesión.