Para nadie pasa desapercibida la capacidad de Adrian Newey para desarrollar monoplazas ganadores. A lo largo de toda su trayectoria, el gran ingeniero de Colchester es un intocable para Red Bull, dado que ha sido él uno de los grandes artífices de la hegemonía de la marca de bebidas energéticas desde la entrada del nuevo reglamento. No es casualidad, que los austriacos reinen en la parrilla, y es que tener a Newey es un seguro de vida, por eso, tras el caso Horner, son muchos los que quieren aprovechar esta situación para llevárselo a su equipo.
Sea como fuera, Newey ha conquistado 23 mundiales, unos números que ponen en valor su gran trabajo al frente de todas las escuderías para las que ha trabajado. No es de extrañar que los de Milton Keynes quieran tener blindado a su ingeniero, y que el resto de equipos esperen la más mínima oportunidad para sacarlo del box de Red Bull y atraerlo hacia el suyo. Y es que Adrian Newey tiene la fórmula del éxito, mejor dicho, Adrian Newey es sinónimo de éxito.
Adrian Newey, el padre de Red Bull
"Logramos leer bien los fundamentos del coche, y el año pasado (RB18) tuvimos un monoplaza que pudimos evolucionar (RB19)". Escueto, pero sintético. Así se mostró Adrian Newey comentando la nueva dinámica de la Fórmula 1 (2022), con los monoplazas de efecto suelo, la nueva regla que introdujo la FIA y que, en 2026, será de nuevo modificada. Por el momento, el resto de escuderías tratará de imitar lo que ha hecho el británico con Red Bull para cerrar la hemorragia con los austriacos.
Y es que si no puedes con tu enemigo... Únete a él. Es lo que han debido pensar en Mercedes y Ferrari, que hasta la entrada de la nueva normativa deberán seguir peleando con los austriacos para volver a conquistar la cima. Así pues, lejos de seguir su propio instinto (algo que no les ha ido demasiado bien últimamente), han decidido imitar el monoplaza de Milton Keynes, para solucionar sus problemas y acercarse al cohete construido por Adrian Newey. De hecho, tanto el SF24, monoplaza de Ferrari, y el W15, el bólido de Mercedes, presentan cambios muy importantes.
Modificaciones, todas ellas, destinadas a mejorar la eficiencia y rendimiento del coche con la mencionada reglamentación, bajo un concepto que los austriacos acertaron a la primera. Los numerosos problemas de los monoplazas primigenios, bajo las características requeridas para el reglamente del efecto suelo, han supuesto un cambio radical en este 2024, en busca de una efectividad que solo descubriremos si es acertada en cuanto los pilotos salten a la pista a batirse el cobre con el Fórmula 1 del equipo austriaco.
Mercedes y Ferrari imitan el desarrollo de Newey
Este denominado efecto suelo quiere decir que a menor distancia el fondo del asfalto, mayor es la carga aerodinámica, sin embargo, llega un punto en el cual el flujo de aire se interrumpe, se pierde esa carga y se produce el famoso porpoising, una vibración que eleva y baja el vehículo rápidamente a toda velocidad. Un problema que ha traído de cabeza a más de uno, pero no a Adrian Newey, que ya contaba con experiencia de la época wing car de los 80, y de las suspensiones electrónicas de Williams a principios de los noventa.
"El rebote es un problema multidimensional. Se trata de la forma aerodinámica del coche en sí, pero se combina con la suspensión, y posiblemente con la rigidez de la carrocería, como la gente ha ido descubriendo gradualmente durante el último año y medio", dijo Newey, que fue quien se encargó de construir las suspensiones del primer monoplaza del actual reglamento (RB18). Este automóvil no sufría con el porpoising, por lo cual ofrecía mayor rendimiento que los de sus rivales.
Mientras el resto seguía ocupado en descubrir la compleja dinámica del efecto suelo, Red Bull, gracias al mejor ingeniero de todos los tiempos, se mostraba inalcanzable. Parece que ahora Mercedes y Ferrari se han dado cuenta y han centrado sus esfuerzos en seguir la misma hoja de ruta que Newey, si han acertado, solo el tiempo dirá.