Leo Messi quiere marcharse del Barça y Josep Maria Bartomeu quiere hacer un pulso. El presidente blaugrana no quiere permitir otro ridículo ni que el mejor futbolista de la historia se acabe marchando por la puerta de atrás y de manera gratuita. Un duelo que tiene pocas soluciones y muchos líos. El contrato es el contrato, pero más allá de los protagonistas nadie sabe a ciencia cierta qué dice la letra pequeña.
Con un burofax Messi comunicó el pasado martes que quería abandonar el club de su vida. Una gestión indefendible de Bartomeu y, consecuentemente, con resultados deportivos desastrosos, ha hecho mover ficha al argentino. No es de extrañar que no se sienta cómodo con la actual directiva ni con la decadencia irremediable a la cual parece verse abocado el club.
Los matices de una cláusula llena de dudas
Por estos motivos Messi quiere dejar el Barça, pero lo quiere hacer aplicando el mecanismo de la cláusula liberatoria que tenía esta temporada. Hace casi un año que El País reveló esta cláusula del contrato firmado en el 2017 en la cual le permitía abandonar el club unilateralmente y a coste 0 al final de la presente temporada. La fecha marcada era el 30 de mayo, ya que era el día de la final de la Champions y, en la que oficialmente se acababa la temporada.
La pandemia del coronavirus finalmente ha aplazado el final del curso y, aunque en el contrato presuntamente se marcaba esta fecha de finales de mayo como el límite para la aplicación de la cláusula, Messi se remite a las especiales circunstancias actuales. Se alarga la temporada, pues también pasa lo mismo con el contrato.
Otro de los condicionantes, que afirmaba la SER hace unos meses, era que tenía que anunciar su intención de abandonar el club días antes de la fecha límite. Ya fuera el 30 de mayo o el 23 de agosto (final de la Champions postcoronavirus), la comunicación de Messi ha sido posterior a la fecha marcada. Sin embargo, el entorno del futbolista defiende que también podía comunicarlo justo después del final de la Champions, que es lo que ha pasado.
Pero aún hay otra duda sobre esta cláusula. Tal como pasó con Xavi Hernández o Andrés Iniesta, ya en el 2018 Mundo Deportivo informaba de que el nuevo contrato incluiría la cláusula liberatoria de Messi, pero con la condición de ir a una liga menor o que no fichara por uno de los grandes clubs de Europa. Y el Manchester City o cualquiera de los clubs que están tanteándolo no cumpliría estos requisitos.
El Barça quiere 700 millones
Bartomeu, buscando su beneficio y que se arreglen las cuentas económicas del club, se remite a la cláusula. El presidente del Barça no quiere que se marche el argentino, porque lo acabaría de hundir después de cinco años de una gestión que ha ido cayendo en picado. Y, obviando la posibilidad que se pueda marchar libre, antes apostaría por negociar un traspaso.
700 millones de euros de cláusula de rescisión nadie los pagará. Y menos con la situación actual y el firme control de la UEFA con el fair-play financiero. Por esto, con Leo Messi deseando reencontrarse con Pep Guardiola en el Manchester City, el Barça quiere negociar un traspaso con futbolistas de por medio.
El contrato de Messi seguramente ahora mismo es uno de los documentos más calientes del mundo del fútbol. El Barça y Messi se defienden buscando su propio beneficio y a letra pequeña acabará decidiendo. Y los juzgados pueden empezar a calentar en la banda. Seguro que nos quedan muchos capítulos por explicar.