Leo Messi y Antoine Griezmann se volverán a ver las caras, pero esta vez como rivales, y no como compañeros. El domingo ambos disputarán el Mundial de Qatar, uno representando a la selección argentina, y otro a la selección francesa, y pelearán por alzar el trofeo. Un partido con mucho morbo, teniendo en cuenta que la relación entre ellos nunca fue la mejor, como nunca han ocultado, pues no acabaron de entenderse ni dentro ni fuera de los terrenos de juego.
De hecho, el actual futbolista del Paris Saint-Germain intentó vetar su incorporación al Barça, y pidió a Josep María Bartomeu que se olvidara de él, y se concentrara en lograr el regreso de Neymar Junior. Un consejo que no fue escuchado por el ex presidente culé, que acabó pagando 136 millones de euros al Atlético de Madrid para hacerse con los servicios de ‘el Principito’, que en ese momento era considerado como uno de los mejores del planeta.
Finalmente, el tiempo demostró que el siete veces ganador del Balón de Oro tenía razón cuando decía que el galo no encajaba en el Camp Nou. Su rendimiento siempre estuvo muy por debajo de las expectativas, y después de solamente dos campañas, acabó regresando al Civitas Metropolitano en forma de cesión, que se convirtió en un traspaso permanente después de que pagaran únicamente 20 ‘kilos’, seis veces menos de lo que costó en su día.
Griezmann siempre se defendió de las acusaciones afirmando que no era fácil jugar con Messi, pues se molestaban el uno al otro, y no ayudó en absoluto que la química entre ellos fuera totalmente inexistente. Ahora, varios años después, tiene una oportunidad de vengarse de Leo, arrebatándole su sueño de ser campeón del Mundo con el combinado ‘albiceleste’, y levantar el único título que no ha podido conseguir en su carrera.
En caso de que eso suceda, la enemistad entre ellos no hará más que aumentar, una cosa que parecía prácticamente imposible.
Griezmann renace en Qatar
Messi llegará en plena forma después de dar una exhibición frente a Croacia, Países Bajos y Australia, pero Griezmann tampoco se queda atrás. Porque ha renacido y ha recuperado su mejor versión con el equipo ‘bleu’, donde se siente realmente importante y comprendido por Didier Deschamps.
Pese a no habar visto portería aún en todo el campeonato, se ha convertido en la gran estrella de su selección, y de sus botas nacen todas las acciones de peligro. Además, defensivamente aporta un trabajo increíble, como quedó comprobado en la semifinal contra Marruecos.