Si Messi es Messi y el Barça es el Barça, no hay nadie que los combata (0-4). Ni un Espanyol crecido en la zona alta de la Liga Santander. Pero con el argentino desencadenado, no hay nada que hacer. Y suerte que sólo es el quinto mejor futbolista del mundo.

Leo Messi, Luis Suárez y Ousmane Dembélé, los tres elegidos en el ataque del Barça, han resuelto el partido en sólo 45 minutos. Y el argentino, nuevamente reclamando ser el protagonista del partido, ha hecho el doblete de falta en la segunda parte. El '10', el mejor futbolista del derbi, ha seguido haciendo historia y marcando récords: ya es el futbolista con más derbis disputados (32 y empatado con Xavi Hernández) y con 20 goles ya es el máximo goleador contra el Espanyol en Liga.

El Barça impone el estilo

Desde el primer minuto ya se han visto claras algunas cosas: que el duelo del estilo se lo llevaría el Barça, que Gerard Piqué sería el centro de todos los pitos y que Messi quería hacer historia. Quizás el factor que todo aficionado perico quería evitar era este último, y precisamente ha sido el que ha tenido más peso.

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Con Messi enchufado y con ganas de exhibirse, no hace falta mirar mucho a quien tiene a su lado. Pero el once de Ernesto Valverde ha sido el esperado. Sólo Dembélé se ha acabado ganando el sitio de un Coutinho decreciente. En la banda blanquiazul, Hernán Pérez ha hecho valer el gol de la Copa para ser titular, Víctor Sánchez ha dejado a un delantero fuera, Melendo se ha escorado en el extremo y Duarte ha sido la solución por la lesión de Hermoso.

Unas sensaciones muy próximas entre dos equipos que piensan en positivo y que ahora también comparten un mismo estilo. Rubi ha dotado al Espanyol de salida de balón, de presión y de posesión, pero a pesar de querer mantener el estilo, el Barça ha acabado llevándose el juego y el partido.

Con Messi todo es diferente

El Barça ha mordido, ha presionado como nunca y se ha visto acompañado por un capitán más que líder. Messi ha sido el factor diferencial de un Barça consciente de la fórmula para derrotar al Espanyol. La ferocidad blaugrana ha acabado desmereciendo el fútbol de un Espanyol posesivo.

A través de la presión muy alta y de las visiones del argentino, los blaugrana han podido resolver el partido en sólo una parte. 45 minutos han sido suficientes para que Messi maravillara a todo el RCDE Stadium con una primera falta imposible de las suyas desde la frontal en el minuto 17. También ha sido el asistente para que Dembélé hiciera el segundo en el 26. Y después Suárez ha sentenciado antes de marcharse a los vestuarios.

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Quizás ha sido la mejor primera parte del conjunto culé esta temporada, y eso ha hecho misión imposible las ganas de reivindicación del Espanyol. Pero es que la primera parte también podría haber tenido un marcador más grande porque el Barça, con Suárez y Messi sacando nuevamente la cabeza, han hecho dos palos.

El partido, resuelto en la primera parte, no ha cambiado mucho hasta el final. El Espanyol sí ha rebuscado entre su nueva esencia competitiva, pero no ha encontrado solución ante un Barça removido por Messi, que ha resuelto en el minuto 65, nuevamente de falta, cuando parte de los aficionados blanquiazules ya abandonaban la grada. Unos aficionados que no han podido ver cómo el VAR dejaba al conjunto local sin gol a falta de un cuarto de hora.

La presión blaugrana ha dejado estéril a un Espanyol faltado de solidez defensiva y desconfiado a seguir el estilo que ha marcado su gran inicio de temporada. Y al final, el partido se convierte en el décimo de Liga que acaba sin victoria local en Cornellà contra los blaugrana. El Barça sigue sin sufrir con el liderato y el Espanyol se consolida en la zona media-alta de la clasificación después de la cuarta derrota consecutiva en la Liga. Y Messi sigue siendo Messi, para muchos, el mejor futbolista del mundo.