Los primeros días de Leo Messi en el Inter de Miami no podrían haber sido más positivos. Tuvo unas primeras actuaciones increíbles, demostrando la diferencia de nivel que existe entre el fútbol europeo y el norteamericano, y recuperó la felicidad que parecía haber perdido durante sus dos años en el Paris Saint-Germain, y en la etapa final del Barça. Además, la presión mediática y la exigencia de la Major League Soccer es muy inferior.
Todo parecía ser de color de rosa para el astro argentino, que había encontrado en Estados Unidos lo que tanto buscaba para este momento de su carrera, en el cual ya le toca pensar en disfrutar y relajarse, y pensar en una retirada tranquila. Con 36 años, y después de haber ganado absolutamente todos los títulos posibles a nivel de club y de selección, no queda mucho tiempo para que dé el anuncio que mucha gente no quiere que llegue nunca: que cuelga las botas.
Casi todo el mundo pensaba que los últimos días como profesional del siete veces ganador del Balón de Oro serían en la franquicia que preside David Beckham, pero hace pocos días se reveló que los planes del futbolista no son esos. Y es que ha comenzado a tener los primeros problemas desde que se trasladó al estado de Florida. Porque la cultura sigue siendo diferente a la de Barcelona, la ciudad donde se encontraban como en casa.
Tanto Leo como su mujer, Antonella Rocuzzo, y sus tres hijos, Thiago, Mateo y Ciro, no consiguen olvidar la ciudad condal, y se acuerdan cada día del tiempo que pasaron allí. Echan de menos Cataluña, y aunque en Miami están cómodos por la gran cantidad de hispanohablantes que hay, no es lo mismo. Además, están muy lejos de España, a unas 10 horas en avión, y también de Argentina. Prácticamente, la misma distancia, unas nueve horas de vuelo.
La presencia de Sergio Busquets, de Jordi Alba y de sus respectivas parejas ayuda a la familia Messi, y están mejor que en París, como es evidente. Pero con eso no es suficiente para estar completamente satisfechos.
Messi, ¿de regreso a Rosario?
Ahora se entienden las informaciones que se publicaron recientemente, y que sugieren que Messi cada vez estaría más convencido de un regreso a su ciudad natal y a la de Antonella, Rosario, para jugar de nuevo en Newell’s Old Boys, conjunto que abandonó a la edad de 13 años para aterrizar en el Barça.