Luka Modric está muy cerca de renovar su contrato con el Real Madrid, que expira en junio. Florentino Pérez estaba meditando si valía la pena extender el vínculo del ‘10’, viendo que ya tiene 36 años, y está en la recta final de su carrera. Además, la temporada pasada fue muy irregular, y aunque tuvo un tramo muy bueno, acabó bajando sus prestaciones, debido al cansancio acumulado. Pero dudar de él, a estas alturas, es una falta de respeto.
Si una cosa ha demostrado el croata es que es un súper dotado, y tiene una inteligencia muy por encima del resto. Ahora que el físico ya no le acompañado, ha compensado esas carencias con su gran posicionamiento, su visión de juego, su clase y su experiencia. Su cuerpo ya no puede correr grandes cantidades de kilómetros, pero siempre está bien colocado, y todo lo que tiene que hacer, lo hace perfecto. Su conexión con Toni Kroos y Casemiro es telepática.
Carlo Ancelotti ha seguido confiando en el ex del Tottenham Hotspur y del Dinamo de Zagreb como lo hizo en su primera etapa. Lo ha jugado prácticamente todo, y es el gran impulsor de su renovación. Porque, viendo al nivel al que está ahora, no tiene recambio posible, y todavía está preparado para aguantar otro curso más en la élite. Encontrarle un sucesor será una tarea muy complicada, por no decir casi imposible, viendo que no hay jugadores similares en el mercado.
Sin embargo, en el Santiago Bernabéu tienen plena confianza en Fede Valverde y Eduardo Camavinga. Son de un perfil distinto, pero ambos tienen un gran presente, y un mejor futuro. El problema es que la paciencia de los dos no es infinita, en especial, del uruguayo, que era intocable para Zinedine Zidane, y ahora viene siendo un actor secundario con el preparador italiano. Por eso, ya se ha rumoreado acerca de su posible salida.
Hay muchos equipos dispuestos a hacer una oferta por él, y en el Madrid tendrán que luchar por retenerle. Con lo que no contaban era que el joven francés también iba a comenzar a plantearse su fuga.
Camavinga, de irrupción a desaparecido
El ex del Stade Rennais llegó como refuerzo de última hora, cuando todos esperaban a Kylian Mbappé. 30 millones de euros pagó Florentino Pérez por un talento del que todos hablaban, y aseguraban que tenía un gran porvenir. Pero la realidad es que pocos le habían visto jugar algún partido.
Por eso, se quedaron sorprendidos al ver las primeras actuaciones de Camavinga con la camiseta del Madrid. No le pesó la presión ni la responsabilidad, a pesar de tener solamente 19 años, y tardó poco en estrenarse como goleador. Muchos esperaban que fuera un centrocampista de recorrido y poderío físico, pero, a eso, también le acompaña una notable calidad técnica.
Tuvo bastante continuidad, y Ancelotti hablaba maravillas de él, aunque, de la noche a la mañana, ha desaparecido por completo. Y eso ha enfadado mucho al internacional galo. Hasta el punto en el que ya estaría planteándose un cambio de aires.