Ousmane Dembélé es una moneda al aire. Quien mejor que el Barça lo sabe. Lo es su condición física y lo es sobre el césped. El '10' del PSG era uno de los principales alicientes de este cruce, y en el Parque de los Príncipes, al encontrarse por primera vez ante su exequipo, la moneda cayó mostrando la cara.
El extremo francés marcó el gol que suponía la momentánea remontada, y aunque el conjunto culé reavivó una ilusión europea que parecía enterrada, presentándose en Montjuïc con ventaja en el marcador (2-3), la decisiva expulsión de Ronald Araujo ha acabado por agrandar las figuras ofensivas del PSG.
Dembélé vuelve a hacer sangre
Los de Luis Enrique entraban con mejor pie al partido, pero no un Dembélé errático en los primeros instantes. Montjuïc, mientras tanto, con 1-0 a favor y un cojín de dos goles en el global, celebraba los errores de su ex. No obstante, la que se vería minada no sería la confianza del galo, sino la del propio barcelonismo que, al verse con un hombre menos a partir del 29', sabía que la eliminatoria daba un giro de 180 grados.
Un rédito de dos goles en igualdad numérica era un cojín cómodo sobre el que echarse para jugar con la posesión, pero esta misma ventaja, con un hombre menos, era cuestión de tiempo que desapareciera, o incluso que se invirtiera. El Barça se estaba encerrando ya con 11 hombres, entendiendo que los partidos son momentos y que los momentos del rival se tienen que saber administrar. No obstante, ya con 10, el PSG ha empezado a mover el balón, crecer en el partido y a convencerse capaz de remontar sin mayor problema si no perdía el norte.
No se puede decir que Dembélé haya sido la brújula, pero sí que ha estado mucho más acertado donde se marcan las diferencias. En el 40', materializando el justificado canguelo culé de estar con un hombre menos en unos cuartos de Champions. Dembélé Ha mandado la eliminatoria a sus últimos 45 minutos con los suyos a solo un gol de igualarla. Por parte del PSG, era prácticamente imposible no hacerlo con el Barça sabiendo que se tendría que dedicar única y exclusivamente a defenderse durante la segunda parte. Y para colmo, el penalti.
Dembélé concentra en menos de un segundo sus dos caras
En menos de un segundo, Dembélé ha concentrado sus dos caras. Primero, para escapársele un control aparentemente fácil. Desconexión marca de la casa. Segundo, para reaccionar, cambiar el ritmo y llegar antes a una pelota que João Cancelo ya había considerado suya. El portugués ha medido mal y Dembélé, de nuevo, ha vuelto a hacer sangre. Esta vez, con el Barça ya por debajo en la eliminatoria, a pesar de tenerlo todo en contra, ha demostrado que había partido y que no estaba todo el pescado vendido. Con todo, ya presionando sin miedo a un cuarto gol, Mbappé ha acabado por romperlo todo.