El pasado 19 de noviembre, Rafa Nadal disputó su último partido como profesional. Fue en la Copa Davis, en Málaga y representando a España, y aunque no se pudo despedir con una victoria, al de Manacor no le faltó el cariño y afecto de la gente. Su familia, sus compañeros, los aficionados y hasta las grandes personalidades del deporte, le dieron las gracias y se rindieron ante la que ha sido una de las mayores leyendas del tenis. Ahora, prácticamente un mes después, el Nadal más íntimo ha querido regalar al mundo del tenis, y del deporte en general, una sincera carta, publicada en The Players Tribune, en la que explica recuerdos de su infancia y anécdotas vividas a lo largo de toda su carrera.

Las dos grandes lecciones de vida que marcaron a Rafa Nadal

La profunda reflexión que va más allá del tenis y que muestra la cara más humana de Nadal empieza con dos grandes lecciones de vida que le marcaron cuando era un niño. Con 12 años, Nadal perdió un partido después de haber ido a pescar el día antes. De vuelta a casa, su tío le hizo ver que si quería ganar, debía priorizar el tenis. "Fue una lección muy importante para mí. Si la gente me ve como un perfeccionista, es también por esa llamada interior que sentí aquel día en el coche de regreso a casa... Un día puedo estar en el mar, pero hoy y mañana; tenía que entrenar" explica Rafa.

Unos años más tarde, el tenista recibió una nueva lección de humildad. Cuando tenía 17 años, a Nadal le diagnosticaron el Síndrome de Mueller-Weiss, una enfermedad en el pie que no tiene cura, y le dijeron que probablemente nunca volvería a jugar al tenis profesional. "Pasas de la alegría más grande a despertarte a la mañana siguiente casi sin poder caminar. Pasé muchos días en casa llorando" recuerda el de Manacor. Por suerte, después de mucho dolor, cirugías, rehabilitación y lágrimas, se encontró una solución.

"Hubo meses en los que pensé en tomarme un descanso absoluto del tenis para limpiar mi mente"

El texto continúa con Nadal repasando "momentos de alegría" que jamás olvidará: "La Copa Davis en 2004, Roland Garros en 2005, por supuesto Wimbledon en 2008. También mi primer US Open, o cuando cerré el círculo de los torneos Grand Slam en Melbourne. No olvido torneos como Madrid y Barcelona en mi país, Indian Wells, Miami o Cincinnati, donde llegué por primera vez al puesto número 1 del Ranking ATP". Son muchos los recuerdos increíbles que tiene Rafa, los cuales no hubieran llegado sin una constante en su vida: "Siempre superar los límites y mejorar".

Finalmente, Nadal admite haber "estado nervioso antes de cada partido" y que supo controlar sus emociones durante la mayor parte de su carrera, excepto en una ocasión. "Pasé por un momento muy difícil, mentalmente, hace unos años... No tengo problema en admitirlo ahora. Al fin y al cabo, somos seres humanos, no superhéroes... Hubo meses en los que pensé en tomarme un descanso absoluto del tenis para limpiar mi mente. Al final trabajé en ello cada día para mejorar y lo superé avanzando siempre y poco a poco volví a ser yo mismo" comenta Nadal, orgulloso de dar siempre el máximo y no rendirse nunca.