El Barça se salva de un nuevo desastre en Nápoles. Un gol de Antoine Griezmann en la segunda mitad ha servido para que el conjunto blaugrana se lleve un empate de Italia y la esperanza del factor Camp Nou para pasar de los octavos de final de la Champions League.

Tocar y esperar

Con el aura de Maradona sobrevolando San Paolo, el Barça ha quedado cautivado. Mirando como un estadio lleno de desorden y con el miedo del coronavirus presente, se ha convertido en un clamor y su equipo se ha contagiado.

Aunque el Barça había apostado por un once experimentado, con Umtiti, Piqué, Busquets, Rakitic, Arturo Vidal y, el de siempre, Leo Messi, ha parecido ser nuevo en este mundo europeo. Como si no supiera que en la Champions todos los equipos son temibles y que cualquier regalo se convierte en una pesadilla.

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El Barça ha tocado y ha tocado, tal como le gusta a Quique Setién, pero ante un Nápoles entrenado por Gennaro Gattuso, no se podía esperar nada bueno con este planteamiento blaugrana. El conjunto napolitano, cerrado con candado en torno a su área, sólo tenía que esperar a que el Barça hiciera algún error para arrancar la moto y marcar un gol.

Messi ha tenido la primera ocasión clara del Barça en el minuto 9, y poco más hasta el descanso. Y el Nápoles, esperando su oportunidad, ha aprovechado un error clamoroso de Junior Firpo para montar un contragolpe en el último tramo de campo y esperar la genialidad de Mertens, que ha clavado el gran golazo del partido a la media hora de juego.

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Griezmann tiene la cura

El Barça no encontraba a Messi, y cuando lo hacía era porque bajaba hasta la zona donde prácticamente estaban sus defensas. No ha sido el día del astro argentino, ni de demostrar si es o no mejor que Maradona. Y han tenido que aparecer otros protagonistas.

Con la entrada de Arthur Melo ha cambiado el partido del Barça. El Nápoles, más cansado, ha tenido alguna fisura defensiva. Y la calidad blaugrana ha hecho carburar al equipo. Busquets filtra una pelota a Semedo, que ya dentro del área asiste a Griezmann, y el francés empata en el minuto 57. Antes del cuarto de hora de la segunda parte el Barça ha encontrado el antídoto.

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El partido se ha roto un poco, con el Nápoles buscando la victoria ya dentro de los últimos veinte minutos, y con un Barça más cómodo. Pero ha vuelto uno de los clásicos: Ter Stegen, salvador. La rabia desmesurada de Arturo Vidal ha acabado con una doble tarjeta amarilla y los blaugrana con diez futbolistas en los últimos minutos. Y a parte Piqué se la lesionado en el tobillo.

El Barça, a pesar de jugar con mucha lentitud, sin ánimos, sin ideas y sin casi crear ocasiones de gol, con una llegada clara ha tenido suficiente para salir vivo de Nápoles. Y todavía mantiene viva la esperanza de pasar a los cuartos de final después de volver a decepcionar fuera de casa. El prómixo domingo toca el Cásico en el Santiago Bernabéu.