La trama Oikos, de apuestas en el mundo del fútbol, es mucho más que el simple hecho de poner dinero para ganar más con los partidos amañados. El trasfondo de la investigación entra dentro del mundo del narcotráfico, utilizando el dinero de las apuestas para blanquear dinero de la droga, según explica El Mundo.
El procedimiento que utilizaba el exfutbolista Carlos Aranda, líder de la operación, era utilizar el dinero obtenido ilegalmente por el beneficio del tráfico de drogas para pagar a los futbolistas que compraba y posteriormente apostar. Este dinero que apostaba y ganaba, automáticamente era legal y se convertía en una manera de blanquear el dinero sucio de la droga.
Según se lee en la investigación, que explica El Mundo, "Aranda ordena a una de sus empleadas a la realización de determinadas apuestas deportivas por un importe alto", unas apuestas que "son apuntadas en un libro de registro que se encontraba dentro de los locales de apuestas". Y ya con el dinero en el bolsillo, "los cheques con el importe del premio son puestos a nombre de personas del entorno de Aranda, para que este sea el destinatario final del dinero, obteniendo en su cuenta el dinero ya blanqueado".