Mientras Croacia derrotaba a España en Zagreb (3-2) en la UEFA Nations League, Bosnia-Herzegovina empataba en Viena contra Austria (0-0). Este viernes, Eslovenia se verá las caras contra Noruega y Macedonia se enfrentará a Liechtenstein; y el sábado Kosovo visitará Malta mientras Serbia y Montenegro disputan un partido de alto voltaje en Belgrado.
Todas estas selecciones tienen un punto en común: un día formaron parte de una misma nación, Yugoslavia. En 1992 el país se disolvió y cada estado tomó su propio camino hacia la libertad.
A nivel futbolístico, las cosas no han ido mal a sus respectivas selecciones y Croacia, sin ir más lejos, alcanzó la final del Mundial de Rusia este verano. Aun así, resulta tentador imaginar el once que podría formar la antigua Yugoslavia si se escogieran a los mejores hombres de cada país.
El país con más representación sería Croacia, que aportaría cuatro jugadores de auténtica categoría: Dejan Lovren (Liverpool), Ivan Rakitic (Barça), Luka Modric (Real Madrid) y Mario Mandzukic (Juventus).
Los laterales y la media punta serían responsabilidad de Serbia, que cuenta con Aleksandar Kolarov (Roma), Branislav Ivanovic (Cenit) y una de las grandes promesas de la Serie A, Sergej Milinkovic-Savic (Lazio).
Bosnia-Herzegovina también sumaría dos estrellas del fútbol italiano, Miralem Pjanic (Juventus) y Edin Dzeko (Roma). Para acabar dos colchoneros: bajo palos uno de los mejores porteros del mundo, el esloveno Jan Oblak, y en el eje de la defensa montenegrino Stefan Savic.
El banquillo de Yugoslavia también sería espectacular. Jugadores como el croata Mateo Kovacic (Chelsea), el serbio Nemanja Matic (Manchester United), el bosnio Sead Kolasinac (Arsenal), el esloveno Samir Handanovic (Inter) o el montenegrino Stevan Jovetinc (Mónaco) han quedado fuera del once.