Una de las grandes preocupaciones de Xavi Hernández durante el pasado verano era cómo suplir la salida de Sergio Busquets. El entrenador del Barça hizo todo lo que pudo para que el de Badia del Vallés se quedará una temporada más, consciente de que iba a ser muy difícil suplirlo sin dinero, pero Busquets siguió sus planes y dejó huérfana una posición clave en la pizarra de Xavi Hernández.
El entrenador insistió en cerrar un fichaje de nivel, en invertir los recursos económicos para suplir a Busquets y puso encima de la mesa el nombre de Joshua Kimmich, que estaba reclamando una salida del Bayern de Múnich. El Barça, centrado en otras opciones, propuso el nombre de Rubén Neves, que fue rechazado por Xavi.
Oriol Romeu, un parche que no funciona
Fueron pasando las semanas y el fichaje del ansiado pivote no llegaba. Jugadores como Amrabat o Guido Fernández estuvieron encima de la mesa y finalmente apareció la opción de fichar a Oriol Romeu. Xavi siguió insistiendo en Kimmich, pero ante la imposibilidad de gastar dinero acabó aceptando la llegada del centrocampista de Ulldecona.
Y Xavi no tardó en comprobar que Oriol Romeu no era suficiente. En el inicio de la temporada, con opciones para jugar en la pizarra como De Jong, Pedri, Gavi o Gündogan, el entrenador les fue dando minutos a todos y Oriol Romeu no desentonó, aunque fueran partidos de una dificultad relativa.
Oriol Romeu naufraga contra el Madrid
Todo se empezó a torcer con las lesiones, primero de Pedri y después de Frenkie de Jong. Llegaron partidos complicados, como contra el Sevilla, el Porto o el Athletic Club. Romeu fue titular y dejó muchas dudas, al ser incapaz de controlar la salida de balón y de marcar el ritmo que el equipo necesitaba en todo momento.
Fue por ello que Xavi decidió que Romeu no podía ser titular contra el Real Madrid. Esperó hasta el último momento de De Jong, pero con el neerlandés en la enfermería, se acabó inventando un doble pivote, con Gündogan y Gavi, con el añadido de un Fermín López espectacular. Los 3 aguantaron el centro del campo en la primera parte, de dominio blaugrana, pero el desgaste físico y la entrada de Camavinga y de Modric cambiaron el panorama. Sin más opciones en el banquillo, Xavi dio entrada a Oriol Romeu, que naufragó. Estuvo lento y desacertado ante el poderío físico y un ritmo de juego alto. Xavi Hernández tiene un problema serio. No tiene un pivote de primerísimo nivel para los partidos grandes.