16 de junio de 1894. El pedagogo e historiador francés Pierre de Coubertin lidera la organización del I Congreso Olímpico, con el objetivo de recuperar los Juegos Olímpicos de la Antigüedad. Su plan es que los primeros Juegos modernos de la historia se celebren en París, en 1900, coincidiendo con la Exposición Universal que acogerá la capital francesa y que supondrá, por ejemplo, la construcción de la Torre Eiffel. Los delegados presentes, sin embargo, creen que falta demasiado tiempo y aceptan la propuesta del representante griego, Dimitrios Vikelas, de que se celebren en Atenas, en 1896, al ser Grecia la creadora de los JJOO de la antigüedad. De hecho, Grecia reclamaría más adelante ser la sede permanente, una propuesta que Coubertin tumbó, además de lograr que los siguientes se fijaran en París, para el 1900.
Coubertin había conseguido los Juegos Olímpicos, aunque todavía debía convencer a los dirigentes franceses. En el marco de la Exposición Universal, el gobierno francés quería promover la educación física, ya que existía la teoría de que la derrota contra Prusia en 1870 se debió al mal estado físico de la población. Es por ello que se propone que durante la Exposición Universal se celebren competiciones deportivas internacionales, con profesionales y amateurs, para garantizar el máximo número de participantes. En este contexto, Coubertin intenta fusionar la idea con la celebración de los Juegos Olímpicos, para lo que se debe enfrentar a Alfred Picard, el comisario general de la Expo, que no es partidario de renunciar a la participación de deportistas profesionales. Al final se hizo un híbrido entre las 2 propuestas y París acogió los II Juegos Olímpicos de la historia, aunque descafeinados. Duraron 5 meses y oficialmente no se denominaron Juegos Olímpicos, sino Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes. Fue un evento caótico, sin ceremonias de apertura y clausura y sin promoción, lo que provocó que algunas pruebas se celebraran sin público. La parte positiva, eso sí, fue la aceptación a que participaran mujeres, con más 58.000 participantes.
477 pruebas deportivas; 95 olímpicas
Los Juegos Olímpicos de París 1900 fueron, pues, una versión embrionaria de lo que conocemos hoy en día, aunque sirvieron para empezar a promover el deporte en la sociedad, el inicio de la llama olímpica. Años después, el Comité Olímpico Internacional (COI) consideró que el número real de participantes, teniendo en cuenta deportes olímpicos, fue de 997, entre ellos 22 mujeres, de 24 países distintos. De las 477 pruebas deportivas que se celebraron en París, por ejemplo, el COI solo reconoció 95, lo que provocó que no se aceptaran disciplinas tan variopintas como globos aerostáticos, competiciones de palomas, el tira y afloja, pesca con caña o tiro con cañón, así como tampoco competiciones escolares.
Entre los deportes sí reconocidos, destacó el atletismo, cuyas competiciones se celebraron en el Estadio Croix-Catelan; el críquet, el ciclismo, la esgrima, el golf, la gimnasia, el fútbol, el remo o la natación, cuyas pruebas se disputaron nada más y nada menos que en el río Sena.
Los grandes nombres de los Juegos Olímpicos de París 1900
El gran nombre de los Juegos Olímpicos de 1900 fue el norteamericano Alvin Christian Kraenzlein, que ganó 4 medallas de oro, en 60 metros lisos, 110 metros vallas, 200 metros vallas y salto de longitud, un hecho histórico, ya que a día de hoy sigue siendo el único deportista que ha ganado cuatro medallas de oro individuales de atletismo en una misma edición de los Juegos Olímpicos. Otro nombre histórico es el de a condesa Hélène de Pourtalès, la primera mujer en participar en unos Juegos Olímpicos y, para algunos historiadores, la primera en ganar una medalla.
El debate surge en que la competición fue una regata y según algunas investigaciones De Poutalès solo era la propietaria de la embarcación ganadora, pero que no participó en la regata. De ser así, Jeanne Filleul-Brohy y Marie Ohier fueron las primeras participantes, en croquet, mientras que la primera mujer ganadora de una medalla habría sido la tenista Charlotte Cooper.
La primera medalla del olimpismo español
La delegación española estuvo formada por 13 deportistas, que lograron 4 medallas, aunque en el 2004 el COE redujo los números a 8 deportistas olímpicos, todos hombres, y 1 medalla de oro, siguiendo la normativa aplicada por el COI: solo se considerarían los deportes amateurs, de carácter internacional, sin hándicaps y de carácter abierto.
En este sentido, la primera medalla de la historia del olimpismo español la lograron los pelotaris Francisco Villota y José de Amézola, que no llegaron a disputar la final, ya que sus rivales, los franceses Durguetty y Etchegaray, no se presentaron al discrepar sobre las normas de la organización. También lograron medallas, no reconocidas oficialmente, Pedro Pidal, en tiro al pichón; las parejas Ángel Barrenechea-Juan Ituarte y Elicegui-Abadiano, en pelota vasca profesional; y Luis de Errazu, en polo.