Pedro González López. Podría ser el nombre de un instalador de piscinas, de tu cuñado o de un actor español de serie B. De tu excompañero de primaria, aquel que se comía los mocos mientras te hacían memorizar los ríos de la península ibérica. También es nombre de cura. O de jugador, pero de jugador mediocre, de aquellos que se ganan la vida entre la segunda y la tercera categoría del fútbol estatal durante toda su carrera. Quizás por este motivo, el Pedro González López del Barça hace años que recibe el sobrenombre de 'Pedri'. La denominación original, la que heredó de sus padres, era demasiado aburrida, indigna de un mediocampista que de aburrido no tiene nada.

Después de ser titular en el Clásico, el mediocampista canario —de sólo 17 años— ha vuelto a formar parte del once inicial de Ronald Koeman. Y esta vez el escenario era de altura: el Juventus Stadium, un feudo donde el club blaugrana no había ganado nunca. Antes de destacar las cualidades del '16', pues, toca alabar la valentía del técnico holandés. Que su bravura le sirva para compensar los conocimientos tácticos que es evidente que no tiene. Su estrategia para intentar empatar el partido contra el Real Madrid, consistente en aglutinar delanteros como si la vida fuera una partida del FIFA, no lo dejó en buen lugar. Pero eso ya es agua pasada.

Estamos en Turín, Italia, donde Pedro González López ha firmado una actuación brillante. Partiendo desde la banda izquierda, el ex de Las Palmas ha tocado con fineza, ha desbordado con regularidad y, quizás por la gallardía implícita de su juventud, ha contenido con carácter las internadas de Juan Cuadrado, uno de aquellos jugadores que mejorarían sustancialmente si el fútbol se jugara sin pelota.

Cuando hablamos de este deporte, los periodistas siempre tenemos que procurar ser cautelosos. Nadie quiere exponerse a ser retratado por los troles, capaces de recuperar aquel artículo escrito en tiempos pretéritos en el cual afirmabas que Cristian Tello sería el nuevo Henry. Pero qué cojones, yo me la juego: Pedri tiene todas las condiciones para ser el Andrés Iniesta de la próxima década.