El FC Barcelona dio ayer un paso firme en la Champions League al imponerse con un contundente 3-0 al Brest. En un partido donde el equipo de Hansi Flick mostró solidez y dinamismo, destacó especialmente el centro del campo liderado por un Pedri en estado de gracia. A su lado, Dani Olmo, que no solo brilló en la creación, sino que además aportó uno de los goles, dejó claro que su adaptación al equipo es total. Gavi, entrando desde el banquillo en la segunda parte, demostró su habitual intensidad y calidad, consolidando aún más la confianza del técnico alemán en el joven mediocampista.

Sin embargo, mientras unos ganan protagonismo, otros lo pierden. El gran señalado de la noche fue Frenkie de Jong, quien parece estar viviendo sus últimos capítulos en el Barcelona. El neerlandés, que apenas disputó cinco minutos al final del encuentro, fue recibido con pitos por parte de la afición azulgrana, un síntoma evidente del desencanto que genera su rendimiento actual. Lejos de ser el jugador determinante que el club fichó hace años, su influencia en el equipo ha disminuido considerablemente.

Frenkie de Jong lluitant la pilota amb Ilaix Moriba / Foto: EFE

Con un mediocampo que cuenta con estrellas jóvenes como Pedri, Gavi, y un recién llegado Marc Casadó, además de un Dani Olmo en pleno auge, el espacio para De Jong se ha reducido drásticamente. Su nivel, lejos de estar a la altura de las expectativas, ha terminado por convertirlo en un problema para Flick, quien ya no lo considera indispensable en sus planes.

El técnico alemán tiene claro que la competencia interna es feroz, y en estos momentos, el ex del Ajax no está respondiendo como se esperaba. Mientras que Pedri domina el juego con su inteligencia táctica, Gavi aporta energía y agresividad, y Dani Olmo añade creatividad y gol, De Jong ha quedado relegado al papel de un suplente cuyo impacto en el equipo es cada vez menor.

Además, el factor económico también juega en su contra. Con uno de los salarios más altos de la plantilla, su continuidad supone una carga considerable para las finanzas del club. Por ello, la directiva ya estudia posibles salidas, bien sea en enero o al final de la temporada, para aliviar las cuentas y buscar un recambio que encaje mejor en el proyecto.

La sentencia parece clara: el Barcelona ha evolucionado hacia un centro del campo más dinámico y adaptado al estilo que Flick quiere implementar. En ese esquema, De Jong no tiene sitio. Su salida, que hace unos meses parecía improbable, ahora se presenta como una solución casi inevitable.