La Champions League es la competición perfecta para crear historias y narrativas increíbles, y a cada edición se le sumen una larga lista de nombres propios, para bien o para mal, que engrandecen la literatura alrededor de la mejor competición de clubes del planeta. Pero también hay protagonistas que aparecen año tras año, y uno de ellos es Pep Guardiola.

Guardiola, ¿víctima de una maldición?

El entrenador del Manchester City sucumbió al misticismo europeo del Santiago Bernabéu y cayó en la prórroga contra el Real Madrid, después de haberse adelantado y con dos goles de margen en el minuto 89. Los blancos se han abonado a la épica más inverosímil para plantarse en la final de la Champions, un partido que Pep Guardiola, para desgracia suya, verá desde su casa.

Pep Guardiola, durante el partido del Manchester City en el Bernabéu / EFE

Y, para los más aficionados a la brujería y las historias para no dormir, todo se puede deber a una maldición que se lanzó sobre el exentrenador blaugrana por unos chamanes africanos. El motivo de ello es por la mala relación que tuvo el técnico de Santpedor en la etapa final del marfileño Touré Yaya.

Por el mal final de Touré Yaya

El centrocampista, con quién coincidió tanto en el Barça como en el City, no acabó de las mejores formas con Guardiola, que lo relegó a un papel muy residual, y el representante del jugador, Dimitry Seluk, dijo lo siguiente en 2018. "Los dioses lo ven todo. Guardiola se tiró toda Africa contra sí mismo cuando decidió echar a Yaya Touré.

Tengo la certeza que los chamanes africanos en el futuro no van a permitir que Guardiola gane la Liga de Campeones. Esto será para Guardiola una maldición africana. La vida mostrará si estoy en lo cierto", soltó el representante. Y cuatro años después, la suerte sigue siendo esquiva para Guardiola.

Quizá sea fútbol, y ya

No sabemos si fueron los chamanes quienes ayudaron a Ferland Mendy a sacar el balón bajo palos en el 86, cuando Grealish casi celebraba el 0-2 que hubiera matado al Madrid. O si los chamanes echaron a Benzema un palmo para atrás para que su asistencia en el primer gol no fuera anulada por fuera de juego.

O si, por contra, fueron los chamanes quien hicieron que Marco Asensio peinara el balón lo justo para descompensar el salto de Ederson y que el cabezazo de Rodrygo entrara por el centro en el 2-1.O ya por último, quizá los chamanes hicieron que Rúben Días llegara tarde a intentar cortar la progresión de Benzema y hiciera el penalti decisivo. O quizá es fútbol, y estas cosas pasan.

 

Imagen principal: Pep Guardiola, preocupado durante el Madrid-City / EFE