El martes, pasadas las 23h y tras la victoria del Barça contra el Ferencváros, el club emitió un comunicado inesperado, tanto por lo que anunciaba como por la hora de publicarlo. El FC Barcelona había acordado las renovaciones de Ter Stegen, De Jong y Lenglet, tres de las piezas que deben liderar el Barça del futuro, y la de Piqué, uno de los emblemas del gran Barça de Guardiola que quedan en el vestuario.

La noticia fue vendida rápidamente como un gran éxito de gestión de la junta que lidera Josep Maria Bartomeu, capaz de cuidar de sus leyendas y de aumentar el vínculo de tres piezas importantes, en plena pandemia y cuando se creía que el vestuario y el presidente habían roto relaciones.

Bartomeu i Piqué, tras la última renovación del central blaugrana /  Sergi Alcàzar

Lo cierto, sin embargo, es que este plan renove, que los próximos días se extenderá a otros jugadores, es una trampa financiera, tan legal como inmoral, pues lo que hace el Barça es recortar el sueldo de estos jugadores ahora, para contener el guantazo económico que ha provocado el coronavirus, pero a cambio le deja una mochila pesadísima a la futura junta, que tendrá que lidiar con contratos largos y fichas elevadísimas, pues cada jugador que pasa por la sala de renovaciones saldrá con un aumentó de suelo progresivo, para recuperar lo cedido ahora.

Piqué, en la Ciutat Esportiva Joan Gamper / Europa Press

Piqué aparca las rencillas con Bartomeu por el Barça

Mientras Ter Stegen, Lenglet y De Jong han aceptado bajarse el sueldo un 30%, Piqué ha ido más allá y esta temporada cobrará solo el 50% de su ficha, tal y como adelanta Sport. El central catalán, de hecho, fue el que se puso en contacto con el club para transmitir que estaba dispuesto a bajarse el suelo lo que fuera necesario para ayudar. La medalla, pues, debería ser para Piqué y no para el Barça, que simplemente ha alargado un contrato que difícilmente llegará a completarse.

Y es que mientras Ter Stegen, Lenglet y De Jong saben que tarde o temprano recuperarán el sueldo cedido, Piqué tiene unos condicionantes verano tras verano, pues el Barça puede rescindirle el contrato si las temporadas 21/22 y 22/23 no juega el 35% de los partidos. A cambio, al final de cada campaña el central se podrá ir gratis, excepto a una lista de clubes europeos de primer nivel.

Camino de los 34 años, y pese a que sigue rindiendo a un nivel espléndido, es difícil que Piqué acabe cumpliendo su nuevo contrato, tanto por su previsible rendimiento como por sus inquietudes de jugar un día en la MSL. Su gesto, pues, es el de un jugador que ama y siente los colores. La medalla que se le intenta colocar a Bartomeu no le corresponde.