En el Barça los jugadores mandan mucho, pero habían mandado mucho más en el pasado. Cuando Josep Maria Bartomeu era el presidente blaugrana no entraba en el vestuario, donde era considerado como un mandatario débil y sin ningún tipo de fuerza ante los futbolistas. Pero esto no ha sido todo, y Bartomeu ha explicado más interioridades en las últimas horas.
Josep Maria Bartomeu defiende que hizo "una buena gestión"
Entrevistado en Esport3, Bartomeu justificó con el coronavirus todos los males de su gestión en el Barça: "Ha habido pérdidas provocadas por la Covid. El Real Decreto de diciembre del año pasado indica que las pérdidas no pueden formar parte de una acción de responsabilidad". Pero también ha reiterado que "Nadie de la junta ha metido la mano en la caja".
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— Esport3 (@esport3) October 18, 2021
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Y más allá de asegurar que hicieron una buena gestión y que tomaron buenas decisiones, también ha señalado al vestuario. Bartomeu se ha querido defender de todo el mundo, y lo ha hecho atacando al resto. O al menos dejando ir algunas insinuaciones muy claras.
El vestuario del Barça mandaba mucho
Una de las polémicas que ha pasado más desapercibidas ha sido cuando ha dejado caer hasta qué punto mandaba el vestuario. Y uno de los ejemplos que destacó fue después del ridículo de Anfield contra el Liverpool de ahora hace dos años. Ernesto Valverde era el entrenador y desde la plantilla le quisieron conservar como míster. Bartomeu hizo caso y ahora se arrepiente: "No valorar después de la derrota del Liverpool que habría que hacer un cambio fue un error".
Además, añade que "tendría que haber hecho un cambio generacional. Escuché a los jugadores y me equivoqué". Así pues, apunta directamente a los jugadores, que cuando tenía cuesta abajo la destitución de Valverde, Leo Messi, junto con Gerard Piqué, Luis Suárez y Jordi Alba, pesos pesados en aquel tiempo, impusieron la continuidad del técnico extremeño.
Pero eso no fue todo, y Messi, apoyado por sus amigos dentro del vestuario, amenazó a Bartomeu con un motín si despedían a Valverde. El extécnico del Barça era muy próximo a los futbolistas, casi un amigo, cosa que los daba mucha libertad y mucho poder a los jugadores en la toma de decisiones.
Así pues, se confirma que entonces no existía el control de vestuario. El presidente no imponía como lo hace ahora Joan Laporta. Y en el vestuario, el entrenador era blando y no como Ronald Koeman, aunque las vacas sagradas siguen teniendo mucho poder.