"Lo, lo, loo, lo, lo, lo, looo...". Después de muchos y muchos años se ha vuelto a escuchar el himno español de manera nítida y con fuerza en una final de la Copa del Rey con el Barça como finalista. Y el motivo ha sido que en las gradas, vacías por retricciones de la Covid, no han habido aficionados mostrar su disconformidad con la figura del rey. Felipe VI se salva de la pitada.

Esta vez el rey Felipe ha vuelto a presidir una final de Copa en un Estadio de La Cartuja totalmente vacío, tal como pasó hace dos semanas en la final aplazada de la temporada pasada entre la Real Sociedad y el Athletic Club. Y tampoco ha escuchado pitos ni se ha visto discutido por unas aficiones catalanas y vascas que desde que es rey siempre le han dado la espalda cuándo han tenido la oportunidad.

El rey, salvado

En el Estadio de La Cartuja, con sólo deportistas, dirigentes de ambos clubs, de la federación, políticos como el presidente español Pedro Sánchez, algunos invitados y periodistas, y no ha habido pitada. Al menos el himno de España a todo trapo lo ha tapado todo.

 

Nada que ver con las habituales pitadas en las finales de la Copa del Rey desde el 2009. Siempre que ha jugado el Barça, el rey de Copas, su afición ha pitado y ha silenciado al himno y al rey.

Felipe VI, siempre pitado con el Barça

Desde su nombramiento en junio del 2014, Felipe VI ha vivido siete finales de Copa con cinco sonoras pitadas al himno y a su figura. Aparte de la final de hace dos semanas, desde el año 2013 que no se veía un inicio de final sin discusión (a excepción de la final aplazada de hace dos semanas). Y también hace ocho años que al menos juega un equipo catalán o vasco.

Hace dos años, en el 2019, en la última final disputada por el Barça, también en Sevilla pero en el Benito Villamarín, monumental pitada. No se pudo escapar.

La primera fue en el 2009 en Mestalla, con victoria del Barça contra el Athletic. Y después hubo repeticiones en el 2011 y en el 2012 antes de la creciente animadversión en forma de pitadas desde el 2014 al 2019.

 

 

Una pitada que esta vez no se ha podido repetir en La Cartuja. La falta de público ha entristecido el ambiente de una final que ha parecido menos final. Eso sí, la seguridad va primero y las restricciones contra el coronavirus han sido una buena excusa.

 

Imagen principal: El rey Felipe VI en el Estadio de La Cartuja / EFE