Uno de los motivos por los que hace unas semanas Xavi Hernández dudaba a la hora de aceptar su fichaje por el Barça era que tendría que lidiar en el vestuario con jugadores con los que no solamente compartió equipo, sino que además son amigos suyos. Xavi, pues, tendría que decidir si deja en el banquillo a Piqué, Sergio Busquets, Jordi Alba o Sergi Roberto, decisiones complicadas cuando la amistad está por el medio.
Finalmente, este motivo no ha sido suficiente para desmotivar a Xavi, que ha aceptado el reto, aunque ya le ha comunicado a Joan Laporta que en verano no descarta llevar a cabo el mismo plan que Guardiola ejecutó a la perfección en el año 2008. El presidente entiende que el plan es muy doloroso, pero que al mismo tiempo es necesario, así que se llevará a cabo sin contemplaciones sentimentales.
De la revolución de Guardiola...
Cuando Pep Guardiola pasó del Barça Atlètic al Barça no dejaba de ser un exfutbolista muy querido en la casa que no había tenido tiempo de demostrar demasiado desde los banquillos. El de Santpedor, sin embargo, tenía claro el plan a seguir y anunció que Ronaldinho, Deco y Eto'o, en aquellos momentos las grandes estrellas de la plantilla, no entraban en sus planes. Los 2 primeros salieron y el camerunés se quedó una temporada más al negarse a irse.
Con aquel movimiento, Guardiola logró reconstruir los puestos de poder en el vestuario, crear nuevas dinámicas de grupo, pues el liderazgo pasó a manos de Messi, Xavi e Iniesta, hasta entonces eclipsados por el antiguo núcleo duro.
... a la de Xavi
Y ahora, Xavi sabe mejor que nadie que toca volver a agitar el vestuario. Con Messi en París, el siguiente paso conlleva ir sacando a Piqué, Busquets y Jordi Alba, tal y como asegura este viernes el portal madrid-barcelona.com. No significa que los tres vayan a tener que salir en verano, pero alguno de ellos se irá con total seguridad, pues piezas como Araújo, De Jong, Pedri y Gavi deben empezar a asumir un nuevo rol.
Joan Laporta entiende a la perfección la opinión de Xavi, pues ya la vivió con Guardiola. Es un plan extremadamente doloroso, pero al mismo tiempo necesario. La relación entre presidente y futuro entrenador, pues, cada día es más fluida, pues los intereses son comunes, lo que ha convencido a Laporta para apostar definitivamente por el de Terrassa. El sueño no es otro que repetir la gran experiencia vivida tras el aterrizaje de Guardiola. Hay esperanza.