Esta Eurocopa está siendo protagonista por muchas cosas. En el apartado positivo, por el gran nivel futbolístico mostrado por muchas de las participantes en el torneo.
Pero si nos fijamos en la negativo, el máximo torneo de selecciones de Europa también ha protagonizado hechos bochornosos. Desde el inexistente penalti sobre Sterling que dio el pase a la final a los ingleses, a lo que sin duda ha sido lo peor de la competición: las polémicas homófobas que se han ido sucediendo.
Ejemplos como la retirada de una bandera LGBT a un aficionado danés en Bakú, o la prohibición de la UEFA al ayuntamiento de Munich de iluminar su estadio con los colores del arco iris han ensuciado la Eurocopa.
Hungría, la más señalada
La gran señalada, además de la UEFA por su permisividad y en algunos casos participación, ha sido Hungría. Más que como selección, como país, y por culpa de sus políticos y de sus aficionados, con cánticos homófobos reiterados durante los partidos.
La UEFA ha tomado cartas en el asunto y ha sancionado con la disputa de tres partidos a puerta cerrada a la federación de fútbol de Hungría por el comportamiento discriminatorio de sus aficionados durante tres encuentros de la Eurocopa.
El organismo de control ético y disciplinario de la UEFA ha anunciado que la sanción se debe al comportamiento de los aficionados húngaros durante tres encuentros.
Una sanción insuficiente
El Hungría-Portugal del 15 de junio, en el que por ejemplo se profirieron cánticos homófobos contra Cristiano Ronaldo, el Hungría-Francia del 19 de junio y el Alemania-Hungría del 23 de junio, el partido en el cuál la UEFA no permitió iluminar el Allianz Arena de Munich con los colores del Arco Iris.
El mayor organismo del fútbol europeo ha decretado que los tres próximos partidos en casa de Hungría se jugarán a puerta cerrada, aunque el tercero de ellos queda en suspenso, durante un periodo de dos años en el que Hungría no debe reincidir.
Además, la federación húngara ha sido multada con 100.000 euros y durante los partidos que su selección juegue a puerta cerrada tendrá que desplegar una pancarta con el 'hashtag' #EqualGame con el logo de la UEFA en él.
Una sanción que se antoja escasa y que cuesta creer que vaya a cambiar un ápice las intenciones de ciertos aficionados húngaros cuándo pisen un estadio. Tres partidos sin hacerlo no les va a hacer entrar en razón.