La vigente edición de la Copa tiene a partir de ahora un nombre propio. Y no juega ni en el Barça, ni en el Real Madrid, ni en ningún equipo de Primera División. Se trata de Pol Arnau, lateral derecho del Logroñés, que el pasado miércoles protagonizó una de las historias más emotivas que se recuerdan recientemente en el fútbol de máxima élite.
Los genes de Pol Arnau se convierten en historia de la Copa
El joven futbolista catalán, hijo del difunto exportero blaugrana Francesc Arnau, tuvo que ponerse los guantes de forma obligada en el minuto 106 de la eliminatoria de la Copa que estaban disputando contra el Girona. Su equipo se quedó sin cambios y sin su portero titular, Enrique Royo, tuvo que ser sustituido por una conmoción en la cabeza. El jugador barcelonés no tuvo ninguna duda en ponerse bajo palos y, en la posterior tanda de penaltis, detuvo un lanzamiento a Abel Ruíz que sirvió para eliminar el equipo de Míchel y convertirse historia viva de la competición.
Pero los buenos momentos de Pol Arnau como portero improvisado del Logroñés no solo llegan en la tanda de penaltis. Antes de este momento de gloria, tuvo que defender la portería durante más de 15 minutos, con un jugador menos, y contra un equipo de Champions League. Con la obligada sustitución de Royo, todo el mundo daba al equipo local por eliminado, pero el fútbol y la Copa siempre tienen guardados episodios mágicos. El de hoy tardará en olvidarse. Un lateral derecho convertido a portero que primero detiene un chute decisivo de en Misehouy, posteriormente un penalti a Abel Ruiz y acaba elimina a todo un Girona de la Copa.
Un ángel desde el cielo ayuda a Pol Arnau a ser inmortal
Pol Arnau nunca había jugado de portero. Su hábitat natural era el lateral derecho. Sin embargo, sí que tenía unos genes privilegiados que lo han ayudado en todo momento. Y es que el lateral catalán es hijo del exportero del Barça y de Málaga, Francesc Arnau, fallecido el año 2021. Además, su hermano, Marc Arnau, también juega de portero, en el Mollerussa. Hay veces que el destino envía señales inevitables.
Porque el mismo Pol Arnau tuvo claro desde un buen momento que él tenía que ser el relevo de Enrique Royo. "En la tanda de penaltis tenía confianza en poder parar alguno y así ha pasado, he parado a uno. Mi hermano es portero y me fijo mucho, pero no creo que me haya movido bien. Mi padre también era portero, así que lo he visto claro: me ponía yo", ha explicado el barcelonés después del partido. El resto es historia. Las Gaunas y la Copa no olvidarán nunca la noche en que un ángel ayudó a su hijo a ser inmortal.