Hugo González de Oliveira, la gran esperanza de la natación española, lo denunció y sus palabras tuvieron una gran repercusión en París. La piscina de La Défense, donde se celebran las pruebas de natación de los Juegos Olímpicos, "hoy día no cumple las reglas de World Aquatics", explicó el nadador balear, nacido en Palma, de padre mallorquín y madre de origen brasileño. La declaración de González, campeón mundial de los 200 metros espalda, pretendía poner de manifiesto una realidad que no solo lo perjudica a él, sino que será un obstáculo para todos los nadadores y nadadoras que compiten en París. La piscina no cumple la normativa actual, pero sí que lo hacía cuando se produjo un cambio en las reglas el pasado 1 de julio, que va en contra de las buenas marcas y los récords del mundo. "Cuando la construyeron sí que las cumplía, pero ahora la profundidad son 2,50 metros y esta hace entre 2,10 y 2,20. Parece que no se nota, pero si es más lenta, es más lenta para todos, estamos en igualdad de condiciones". Y ¿por qué es más lenta?, la respuesta se encuentra en la física de los fluidos. Y en un deporte donde el mínimo detalle supone décimas o centésimas de segundo, que son las que deciden las medallas y los récords, la profundidad de la piscina es clave.

Más profunda, más flotabilidad y menos resistencia

Para explicarlo de una manera simple, cuanta más profundidad, más flotabilidad, y cuanto más profunda es una piscina, menos resistencia genera, porque el agua circula mejor. Es decir, que una mayor profundidad rebaja la turbulencia que generan los nadadores, mientras que una menor profundidad frena su deslizamiento. Los nadadores intentan nadar el mayor tiempo posible bajo el agua para evitar la resistencia de las olas que se producen en la superficie, y por eso buscan profundidad para disminuir la resistencia. Por otra parte, cuando nadan de manera subacuática durante los primeros 15 metros de piscina (que es el máximo que permite el reglamento), generan un flujo rotacional denominado vórtice (como una especie de ola) que es lo que los propulsa. Y si este vórtice choca contra una superficie, como el suelo de la piscina, no produce tanta energía y frena el impulso del nadador. En París, al tener el piso de la piscina a una profundidad máxima de 2,20 metros, estas olas que propulsan a los nadadores rebotan y generan más turbulencias, lo que la hace más lenta. Así, la menor profundidad se ha convertido en un adversario invisible para los nadadores y nadadoras, que llegan a la cita olímpica en su mejor estado de forma, pero tienen que competir también contra el vaso de la piscina que, como definió la norteamericana Katie Ledecky, que aspira a convertirse en la nadadora con más medallas olímpicas, "es magnífico, pero de talla humana".

Cambio de normativa inoportuno

A los Juegos de París los ha perjudicado un cambio de normativa que entró en vigor el pasado 1 de julio, cuando ya se estaba ultimando la instalación de la piscina de La Défense Arena de Nanterre, un pabellón cubierto donde habitualmente tiene su sede el equipo de rugby Racing 92 de París desde 2017, cuando se inauguró, y donde se suelen celebrar conciertos, como el de Taylor Swift el pasado mes de mayo. La empresa encargada de readaptar la piscina es la italiana Myrtha Pools, que han fabricado las piscinas olímpicas de los últimos seis Juegos. De las 24 piscinas que han construido para los Juegos de París (entre las de calentamiento, centros de entrenamiento y de competición), estas últimas son las de la polémica, porque tienen una profundidad 80 cm menor que la de los Juegos de Tokio 2020, que era de 3 metros de profundidad. A diferencia de otras citas olímpicas, las pruebas de natación sincronizada no tienen lugar en la misma piscina de La Défense, sino que se celebrarán del 5 al 10 de agosto en el Centro Acuático de Saint-Denis.

Aunque los nadadores y la organización asumen que es una piscina más lenta, eso no ha impedido que se hayan conseguido algunos récords olímpicos, como el de los 400 metros estilos, logrado por el ídolo francés Leon Marchand —que alcanzó el primer oro batiendo la plusmarca de Michael Phelps—, los 100 mariposa y el relevo femenino, pero todavía no ha saltado ningún récord mundial, aunque las marcas conseguidas en 2024 permitían ser optimistas de que podría caer alguno en determinadas pruebas. En mujeres, las pruebas susceptibles de ver caer alguna plusmarca mundial son los 400 y los 200 libres, y los 200 y los 100 espalda; mientras que en la competición masculina, las pruebas de 100, 400 y 1.500 libres, y los 200 y 400 estilos eran las que cuentan con más opciones. Algunas ya se han disputado, pero los actuales récords continúan vigentes.