La marcha atlética se ha puesto en el centro del foco Olímpico después de que María Pérez y Álvaro Martín consiguieran una doble medalla para la delegación española. Primero, la actuación del pacense, que se subía al último escalón del podio entre rezos de su entrenador y aún con el trallazo explosivo que le hizo campeón del mundo en Budapest en la memoria, desatascaba el medallero español e ilusionaba. Después, la granadina se encargaría de mantenernos enganchados a la prueba de marcha con una actuación que ya es histórica.
Pérez destrozaría a sus rivales con un cambio de ritmo que nadie podría seguir y se lanzaba a por todas con una determinación única: metía una marcha más y establecía la velocidad crucero en sus piernas ligeras para tratar de dar caza a Jiayu Yang. La española, segunda, se colgaba la plata de los 20 km marcha y fue precisamente en ese momento, cuando la china atravesaba la línea de meta para certificar su oro Olímpico, cuando algo destacaría en la imagen: llevaba su ombligo cubierto. ¿Por qué es esto? Pues bien, lejos de un motivo deportivo o de rendimiento, el motivo reside en la cultura astática.
¡¡¡QUÉ VIVA LA MARCHA ESPAÑOLA!!! 🇪🇸🇪🇸🇪🇸🇪🇸
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) August 1, 2024
MARÍA PEREZ FIRMA UN DOBLETE HISTÓRICO EN EL ATLETISMO ESPAÑOL CON UNA PLATA ANTOLÓGICA 🥈👏👏#Paris2024 pic.twitter.com/aavMkAjrPF
Las atletas asiáticas se tapan el ombligo para rechazar las malas energías
La imagen de Jiayu Yang con el ombligo tapado no es algo nuevo. De hecho, ya en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se pudo ver a varias atletas asiáticas cubriéndose esta parte del cuerpo durante distintas pruebas. El motivo es algo realmente curioso, ya que no se trata de ningún tema deportivo para obtener ventaja o que afecte directamente al rendimiento. Al contrario que los ciclistas de Dinamarca en Tokio, que utilizaron cintas de kinesiotape para tratar de lograr una ventaja aerodinámica, esta cobertura del ombligo responde a una cuestión de cultura y creencias.
En Asia, el ombligo es una parte del cuerpo muy importante, ya que se cree que es una puerta para la energía. Especialmente en las culturas tibetanas y chinas, se considera que la energía puede entrar o salir por el ombligo y por ello lo tapan: así no absorberán posibles malas energías que estén acechando, ni tampoco perderán las buenas a través de esta parte del cuerpo. De hecho, algunas atletas van aún más allá y no solo se cubren el ombligo, sino que además añaden piedras especiales como si de un imán se tratase para atraer las energías positivas durante la competición.
La teoría del chakra indica que el ombligo es el primer centro de energia del cuerpo
Esta creencia de la cultura asiática no difiere mucho de la teoría del chakra. Según esta, el ombligo es la primera parte en ser creada después de la concepción del feto y es donde se concentran más de 72.000 venas al estar conectado durante el embarazo por el cordón umbilical a la placenta. Por ello, existe la creencia de que puede ser la boca de entrada de energías: la teoría del chakra explica que esta parte del cuerpo es el primer centro de energía y que su trabajo es abastecer a todos los puntos curativos, además es donde se inicia y se termina la órbita microcósmica.
Sea como sea, ver a atletas asiáticas con parches que tapen sus ombligos pudo sorprender en Tokio 2020, pero ya se está volviendo una imagen común en las competiciones de atletismo. De momento, a Jiayu Yang le ha funcionado y su oro se suma a los otros once de la delegación china, que sirven para poner al país asiático en lo más alto del medallero olímpico con 26 metales: 12 oros, 7 platas, 7 bronces. Por otro lado, la prueba de 20 km marcha no solo dejó esta imagen curiosa, sino que también trajo buenas noticias para España: con ambas medallas desatascaba su medallero en un día que se cerró con el bronce del catalán Pau Echaniz en la prueba de piragüismo en eslalon K-1.