Las noticias que llegan desde Ucrania han encendido todas las alarmas en el FC Barcelona. Y es que al Barça le tocará viajar mañana a Kíev, donde el martes se enfrentará al Dinamo en la cuarta jornada de la fase de grupos de la Champions League, en un momento muy delicado de la pandemia del coronavirus en Ucrania.

Mientras el 1 de octubre se registraron en todo el país 4.633 positivos, una cifra relativamente baja que permitía, por ejemplo, que hubiera público en los estadios de fútbol, el pasado viernes se batió el récord, con 14.580 nuevos positivos, una cifra que certificó que la Covid-19 está descontrolada y que cualquier medida preventiva es poca.

Ronald Koeman tiene cada vez menos efectivos / EFE

Plan de vuelo especial y estancia mínima en Kíev

Es por todo ello que el Barça no viajará a Kíev hasta mañana lunes por la tarde, haciendo las habituales comparecencias oficiales ante la prensa en Barcelona y no en el país donde se disputa el partido. Del aeropuerto irá al hotel, de ahí al estadio y del campo al aeropuerto, para minimizar lo máximo posible los riesgos.

No hay que olvidar que últimamente los dos gigantes del fútbol ucraniano, el Dinamo de Kíev y el Shakhtar, han sufrido un alud de contagios en sus plantillas. Solo le faltaba a Koeman, que ve como la enfermería del primer equipo se va llenando poco a poco, tener ahora bajas por coronavirus.

De Jong y Messi, entrenando en la Ciutat Esportiva Joan Gamper / FCB

Ucrania aumenta las medidas contra el coronavirus

Ante la grave situación de la pandemia en Ucrania, el gobierno de Volodímir Zelenski ha aplicado nuevas medidas de contención, con un confinamiento de fines de semana en los que solo pueden abrir las farmacias, las tiendas de alimentación, las gasolineras y los bancos, y con severas restricciones en el transporte público.

A diferencia de lo ocurría a principios del otoño, los partidos de fútbol son a puerta cerrada.

 

Imagen principal: Leo Messi, desesperado, en el partido entre el Atlético de Madrid y el Barça (1-0) / EFE