"¡¿Pero qué hace Rubiales?!" Esta frase, acompañada de un vídeo de pocos segundos, se replicó con la velocidad de la luz a Twitter el domingo 20 de agosto. Unos 6 millones de personas estaban delante de la televisión viendo la entrega de medallas a la selección española de fútbol, que se había convertido en Campeona del Mundo después de vencer a Inglaterra, cuando Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), cogió con fuerza la cabeza de la futbolista Jennifer Hermoso y le plantó un beso en la boca. Poco después, a través de un vídeo en directo en Instagram, una afirmación de la jugadora hacía evidente que había sido un acto no consentido: "¿No me ha gustado, pero qué hago yo?" La polémica estaba servida, y la RFEF tenía que decidir entre la vergüenza y la ejemplaridad, pero finalmente ha tomado la decisión el mismo Rubiales, que dimitirá este viernes. 

La Asamblea de la RFEF, ¿una estrategia de Rubiales?

La RFEF celebrará este viernes al mediodía una Asamblea General Extraordinaria a la cual están convocados los 140 miembros, que incluyen a los presidentes de las 19 federaciones territoriales y a representantes de clubs, futbolistas, árbitros y entrenadores. Cabe decir que solo seis de los 140 miembros son mujeres. El orden del día cuenta con cuatro puntos sobre el fútbol femenino, uno de ellos sobre el mundial, pero ninguno menciona de forma explícita el caso Rubiales.

Las previsiones descartaban una dimisión de Rubiales, y apuntaban que intentaría reforzar su figura destacando su gestión y los méritos conseguidos por el equipo femenino para quitar hierro a su comportamiento, que aparte del beso a Hermoso incluye haberse agarrado los genitales en el palco en presencia de la infanta Sofía. Sin embargo, las presiones políticas y sociales han hecho perder a Rubiales los pocos apoyos que tenía, y le han obligado a cambiar los planes.

La asemblea de la RFEF tiene en sus manos decidir sobre el futuro de Rubiales. Foto: Europa Press

Las consecuencias de las denuncias contra Rubiales

El Consejo General de los Deportes (CSD) ha recibido múltiples denuncias contra Rubiales. La primera fue de Miguel Galán, presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores (CENAFE), que a través de este procedimiento, en el 2017 consiguió la destitución de otro presidente de la RFEF, Angel María Villar. A Galán se añadieron la denuncia de Sumar, partido que lidera Yolanda Díaz; la Liga profesional femenina de fútbol, y la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP). Todas las demandas apuntan que Rubiales ha incumplido la Ley del Deporte, que censura el acoso, entendido como "una conducta no deseada" que pueda atentar contra la "dignidad" de una persona.

Por otra parte, el exárbitro Xavier Estrada Fernández denunció a Rubiales ante la misma RFEF por haber vulnerado el protocolo de violencia sexual, que incluye "besar a la fuerza" como una expresión de este tipo de violencia. También se han interpuesto tres denuncias en el Ministerio Fiscal, una de Galán y de dos particulares, pero la Fiscalía ha descartado hacer ningún movimiento, ya que haría falta que fuera Hermoso quien interpusiera la denuncia y porque, además, es competencia de la Audiencia Nacional. También hay que destacar que este jueves, la FIFA ha abierto un expediente contra Rubiales porque sus actos podrían haber vulnerado el Código Disciplinario de la organización.

Según ha informado el Ministerio de Cultura y Deporte este jueves, el CSD tiene intención de elevar al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) las denuncias la semana que viene, pero con el anuncio de dimisión de Rubiales se desconoce cómo terminaría este proceso. 

La actitud de Rubiales en el palco, cogiéndose los genitales durante la celebración, también ha sido fuertemente criticada. Foto: EFE

La presión política, social y mediática

A lo largo de estos días, Rubiales parecía ajeno a las críticas que le llegaban desde todos los sectores de la sociedad, y ante su inacción, el Gobierno ha ido subiendo el tono. El ministro de Deportes, Miquel Iceta, lo instó a pedir disculpas en privado y en público inmediatamente después de conocer los hechos el domingo. Eso desembocó en un vídeo de Rubiales pidiendo perdón de una forma que no convenció a nadie y que el presidente español en funciones, Pedro Sánchez, tildó de "insuficientes", instándolo a dar "más pasos". Desde el sector de Sumar, Yolanda Díaz fue más contundente, pidiendo su dimisión por haber "vejado" a una mujer.

La crisis se agravó todavía más cuando se supo que Rubiales había presionado a Hermoso para que participara con él en el vídeo, y que las declaraciones que supuestamente la jugadora había hecho poco después del beso, en las que decía que había sido "un gesto mutuo fruto de la alegría", no eran suyas, sino que las había escrito la RFEF de forma unilateral. Todo comportó la condena de algunos clubs, como el Getafe, el Osasuna o la UE Sant Andreu, y llevó al ministro Iceta a redoblar la presión sobre la RFEF, advirtiendo que si no tomaban una decisión, lo haría el CSD, una afirmación que ha suscrito este jueves el ministro de la Presidencia, Fèlix Bolaños. El comunicado del sindicato FutFem a través del cual Jennifer Hermoso rompió su silencio este miércoles, pidiendo "medidas ejemplares", ha acabado de inclinar la balanza de la opinión pública.