El futuro de Raphinha en el FC Barcelona está en una fase delicada. Aunque ambas partes coinciden en el deseo de continuar unidos, la realidad es que las negociaciones para la renovación del brasileño están más estancadas de lo que podría parecer. La sintonía existe, sí, pero las diferencias contractuales y económicas amenazan con frenar una operación que el club considera clave para consolidar su proyecto de cara a los próximos años.
Un deseo compartido… pero con matices
Por parte del club, la intención de ampliar el contrato de Raphinha —que finaliza en junio de 2027— responde tanto al rendimiento actual del jugador como a la necesidad de anticiparse a posibles movimientos del mercado. El extremo está firmando la mejor temporada de su carrera, y Hansi Flick ha reconocido públicamente su importancia en varias ocasiones. El técnico alemán, encantado con su actitud y compromiso, lo ve como una pieza esencial en el engranaje ofensivo del equipo.

Raphinha, por su parte, también ha mostrado su felicidad en el club. El propio jugador reconocía recientemente que Flick había sido clave para este gran momento que atravies.
El problema: condiciones inasumibles para el jugador
A pesar del cariño mutuo y del buen entendimiento general, el problema llega cuando se analizan los términos concretos de la renovación. El Barça, en su propuesta, ofrece una ampliación de dos años más, pero con una estructura de "uno más uno", es decir, renovaciones anuales condicionadas por objetivos y rendimiento. El club no quiere repetir errores del pasado con contratos largos que luego se convierten en cargas económicas difíciles de sostener.
Raphinha y sus agentes, sin embargo, exigen una ampliación fija de dos años completos, sin cláusulas intermedias ni revisiones anuales. El brasileño considera que su rendimiento justifica una estabilidad contractual mayor, especialmente en un momento donde clubes como el Al-Hilal de Arabia Saudita están dispuestos a ofrecerle contratos millonarios.
Las diferencias salariales, otro gran obstáculo
Si bien el Barça está dispuesto a estudiar una mejora en las condiciones del jugador, la ficha que actualmente se plantea no satisface al entorno del futbolista. Desde el club se quiere mantener una estructura salarial contenida, sobre todo teniendo en cuenta las restricciones del Fair Play Financiero que todavía afectan seriamente a la entidad.
Raphinha considera que su rendimiento actual —sumado a su rol como titular habitual y su peso en los partidos clave, especialmente en los clásicos— merecen un salario acorde al estatus que está ganando. Por ahora, sus representantes siguen presionando para que la oferta sea más ambiciosa.

El único punto de acuerdo: la cláusula de salida
Pese a las diferencias contractuales y salariales, hay un punto donde sí coinciden todas las partes: la cláusula de rescisión. El Barça propone fijarla en unos 80 millones de euros, cifra que considera razonable tanto para protegerse como para facilitar una eventual salida en el futuro si ambas partes lo ven oportuno.
¿Renovación o mercado?
Con más de dos años de contrato por delante, no existe urgencia extrema, pero el Barça no quiere que el tema se enquiste. A estas alturas, y con Raphinha rechazando ofertas de Arabia para quedarse en Europa, la voluntad es clara, pero sin acuerdo económico, la renovación está congelada.
Habrá que ver cómo evolucionan las próximas reuniones, pero si el club no mejora su propuesta, no se puede descartar que Raphinha acabe escuchando otras ofertas este mismo verano. Y en un mercado donde extremos de su perfil escasean, el brasileño no tardaría en encontrar pretendientes.