El gimnasta español Ray Zapata ha ganado la medalla de plata en la final de suelo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El tópico que asegura que hay medallas de plata que valen como las de oro se cumplió hoy, en sentido estricto, y es que Zapata terminó en segundo lugar la final exactamente con los mismos puntos, hasta la milésima, que el ganador, el israelí Artem Dolgopyat.
No se ha llevado el oro por 0.1 puntos de dificultad
Zapata obtuvo con su ejercicio 14,933 puntos, los mismos que Dolgopyat, pero este quedó por delante por presentar un ejercicio con mayor grado de dificultad, concretamente 0.1 puntos, según los jueces. 6.600 para el israelí, y 6.500 para el español.
El bronce fue para el chino Xiao Ruoteng con 14,766. Un gimnasta exquisito, campeón del mundo en 2017 y subcampeón en 2018, que hoy no alcanzó la excelencia de Dolgopyat y Zapata.
La de Zapata es la sexta medalla que logra la delegación española que compite en Tokio, tras un oro en tiro, dos platas en taekwondo y piragüismo y dos bronces en bicicleta de montaña y tenis.
Esta plata del hispanodominicano es el primer metal de la gimnasia española en unos Juegos Olímpicos tras la plata del catalán Gervasio Deferr en Pekín 2008 y supone la tercera medalla de España en el aparato de suelo, tras la plata de Deferr y el bronce de Patricia Moreno en Atenas 2004.
Zapata: de Santo Domingo a Tokio pasando por Barcelona
El nuevo medallista de plata tiene una historia de muchos kilómetros recorridos. Nació hace 28 años en Santo Domingo, en República Dominicana, y se instaló en otra isla, Lanzarote, a los nueve años de edad. Fue ahí donde empezó a dar sus primeros saltos y dónde le descubrió el gimnasta Gervasio Deferr, su mentor.
Deferr, a quién ha sucedido hoy como medallista español en suelo, apostó por él y lo trasladó a Barcelona con 11 años para que entrenara en el CAR de Sant Cugat, de la mano también de Víctor Cano, otro de los referentes de la gimnasia.
No fue hasta 2013 cuándo se trasladó a Madrid para entrenar con la selección nacional, y es que en alguna ocasión se lo negaron porque ya tenía 17 años, y se le consideraba mayor para dar el salto a la élite.
Ahora, en sus segundos Juegos Olímpicos, se ha quitado la espinita de Rio 2016, donde llegaba como uno de los favoritos pero no se clasificó ni para la final y puede, por fin, celebrar una medalla olímpica y actualizar la lista de referentes de la gimnasia española, que se había estancado des de el metal del de Premià Gervasio Deferr en 2008.