Llegaba la hora de la verdad, el momento de disputar el partido que todos quieren ganar, la final de la Champions League. Y qué mejor escenario que hacerlo en un estadio ideal, emblemático, probablemente el más legendario e importante que envuelve al mundo del fútbol, el mítico Wembley. Un campo, el más prestigioso de Europa, que hasta la fecha nunca había visto jugar al Real Madrid en su césped y cuyos caminos se han cruzado en el mejor momento posible, en el último partido de la competición más prestigiosa de Europa, ante un Borussia Dortmund dispuesto a amargar la fiesta.
Ha tenido que picar piedra el conjunto de Carlo Ancelotti para derribar el muro amarillo, y hacerlo caer como ya ocurriera en el 1989 con el de Berlín. En un escenario en el que el Real Madrid se mueve como pez en el agua, el conjunto capitalino ha sabido sufrir los constantes ataques de un Borussia Dortmund, al que la falta de acierto ha condenado. Y siguiendo con el símil marino, al final, por el peso de la historia, el conjunto de la capital, como el pez más grande, se ha comido al pequeño, con un gol de Dani Carvajal (74') y otro de Vinícius (83'), para que el rey de Europa lo siga siendo, con la consecución de la decimoquinta.
El aura de protección del Real Madrid en la Champions lo salva en la primera parte
No ha arrancado de la mejor manera el partido para la organización inglesa, cuando a los 30 segundos de partido, varios aficionados se han colado en el césped, sin que la seguridad hiciera nada y dejando en evidencia a los stewards, encargados de evitar este tipo de situaciones. Precisamente, este hecho, ha sido un mal augurio para un Real Madrid al que solo esa aura de protección invisible, e inexplicable, como un halo que tiene en la Champions League, los ha salvado en la primera mitad.
Porque, al igual que los aficionados que han saltado al campo, los futbolistas del Borussia Dortmund han empezado a colarse entre la línea defensiva preparada por Carlo Ancelotti. Después de 10 minutos muy intensos, y sin un dominador claro, cuando parecía que los blancos le cogían el pulso al partido, han llegado las ocasiones alemanas. Primero ha sido Brandt, al cuarto de hora, quien tras una dejada de Füllkrug dentro del área, no ha acertado a rematar entre los tres palos, una oportunidad que iba a ser la antesala del asedio amarillo.
Cinco minutos después, un pase de tiralíneas de Hummels, ha dejado solo a Adeyemi ante Courtois, pero una buena acción del belga ha obligado al futbolista del Dortmund a escorarse demasiado. Ha olido la sangre el equipo de Edin Terzić y ha seguido volcado sobre la portería merengue. Antes de la media hora, los alemanes han tenido dos ocasiones más para abrir la lata, primero, tras un gran pase de Sancho para Füllkrug que la ha estrellado en el palo, y después, con un disparo cruzado de Adeyemi que ha despejado Courtois. Ha buscado con ahínco el Borussia el primer gol, consciente del potencial del Real Madrid, pero se ha ido al descanso con el empate en el marcador, la mejor noticia para los de Carlo Ancelotti.
El Borussia falla y el Real Madrid se lo hace pagar
No ha acertado el Dortmund a definir en la primera parte, con esa típica frase en la cabeza de que quien falla lo acaba pagando, y más contra el Real Madrid en su escenario favorito. Y han salido los de Carletto dispuestos a sorprender a los alemanes con dos ocasiones en apenas dos minutos. Primero con una falta teledirigida por Toni Kroos a la escuadra que Kobel, con una gran estirada, ha enviado a córner. Después, en el córner posterior, con un remate de Dani Carvajal que se ha ido arriba. Precisamente, el lateral ha tenido otra oportunidad en sus botas, apareciendo en el segundo palo y empalmando un balón que ha tocado en Maatsen y que ha acabado en las manos del portero borusser. Con todo, ha sido un espejismo, porque los amarillos estaban mucho mejor sobre el campo, con la sensación de estar muy cómodos y maniatando a los merengues.
Sin embargo, y en un guion que ya han vivido muchos equipos que se han enfrentado al Real Madrid, la frase que encabeza la primera línea del anterior párrafo ha vuelto a hacerse realidad. A la salida de un córner, ha vuelto a aparecer Dani Carvajal en el primer palo, para, esta vez sí, poner el primero y abrir la lata (74'). Una diana que ha acabado por cambiar por completo el partido, que ha espoleado a los merengues, que se han lanzado a por el segundo, y que ha llegado tras un error defensivo de los alemanes. Kobel había mantenido con vida a los suyos con tres intervenciones de mucho nivel, pero ha llegado Vinícius, a falta de siete minutos, para asestar un golpe mortal. El brasileño ha definido ante el portero borusser, con algo de fortuna, para picarla sobre su salida y poner el segundo. Una victoria que cierra una temporada histórica para los madridistas, que en una especie de déjà vu, vuelven a levantar la Orejona. Una más para sus vitrinas, y ya van 15.