La situación de Nicolás Tagliafico no ha pasado inadvertida. Ha dejado de entrar en los planes de Erik Ten Hag, a pesar de que hasta hace poco era una de las estrellas del Ajax de Ámsterdam, y ahora mismo tiene un rol completamente secundario. Muy lejos quedan esos días en los que se convirtió en uno de los cracks más solicitados de todo el continente, y era considerado como uno de los mejores del planeta en su puesto. Se equivocó no marchándose cuando tuvo la oportunidad.
Tenía tras sus pasos a clubes de la talla de Barça o Real Madrid, que aún le tienen en la agenda. Especialmente, los azulgranas, debido a la avanzada edad de Jordi Alba, quien no tiene recambio en la plantilla. Joan Laporta controla una lista con muchos nombres propios, y entre ellos figura el del internacional argentino, al que Leo Messi se cansó de pedir a Josep María Bartomeu. Su precio no sería ninguna locura, y podría llegar realmente barato, sobre todo, viendo que queda libre en 2023.
Eso también había hecho que Florentino Pérez pusiera sus ojos en él, para convertirle en el sucesor de Marcelo Vieira, quien se irá en junio. Una opción que está en la nevera, pues ni mucho menos es una prioridad, y todo dependerá de la evolución que muestre el joven Miguel Gutiérrez en los próximos meses, ya que hay grandes esperanzas en su progresión. Otras escuadras que quieren al ex de Independiente de Avellaneda son el Leicester City o el AS Mónaco.
Aunque, contra todo pronóstico, el ganador de la subasta puede ser River Plate. Marcelo Gallardo espera dar un golpe en el mercado, y hacerse con un crack de la experiencia y del nivel de Tagliafico. Estarían dispuestos a hacer un importante esfuerzo económico para poder sacarle del Johan Cruyff Arena, y le ofrecerían un salario elevado. A sus 29 años, regresaría a su país natal, en un conjunto que compite por trofeos, y tendría la continuidad que necesita para cumplir su objetivo, que es estar en el Mundial de Catar.
Porque, en caso de seguir como hasta ahora, sería complicado que Lionel Scaloni le citara. Esa es la principal razón que le empuja a marcharse al Estadio Monumental, y abandonar Europa cuatro años después de su aterrizaje. En el Camp Nou y en el Santiago Bernabéu no descartan hacer algún tipo de contraofensiva para evitar que regrese a Sudamérica, aunque está lejos de ser un asunto prioritario.
Todas las opciones son posibles, y Tagliafico no se cierra ninguna puerta.