El Barça vuelve a decepcionar y sigue preocupando. El Granada ha hecho explotar al conjunto blaugrana, perdido y sin alma, que ha podido conseguir el gol del empate en los últimos minutos gracias al orgullo de Ronald Araujo (1-1). Y el sitio de Ronald Koeman en el banquillo culé peligra de verdad.
Un gol del Granada para empezar
Ni apostando por los jóvenes, ni con más ganas ni con nada. El Granada, un aspirante a salvar la categoría, ha puesto al Barça contra las cuerdas. Ronald Koeman ha apostado por jugar con Alejandro Balde, Yusuf Demir, Eric Garcia, Araujo o Sergiño Dest. Un equipo de 24 años de media. Y quizás por eso han entrado al partido descentrados.
En un Camp Nou más vacío que lo esperado por la fuerte lluvia de Barcelona, pocos se esperaban el primer gol del partido en el minuto 2. Y menos que fuera del Granada. Domingos Duarte ha sabido aprovechar el despiste defensivo de Frenkie de Jong después de un córner y hacer subir el primer gol al marcador.
Posible penalti a Philippe Coutinho no pitado en el minuto 4, que volvía a la titularidad después de casi un año fuera de juego por culpa de una lesión. Y Jorge Molina fallando el segundo gol granadino en el minuto 10. Dos de las grandes oportunidades y emociones del inicio del duelo, porque después se ha apagado.
Objetivo: perder tiempo
Los visitantes se han encerrado atrás, siguiendo las órdenes del técnico catalán Robert Moreno. Y al Barça le han llegado las dificultades de verdad. Con el marcador en contra, con un rival que no daba espacios y sin jugadores capaces de desequilibrar. Un larguero de Sergi Roberto en el minuto 18 ha dado esperanzas a los culés, pero nada, ninguna ilusión. El protagonismo sería del Granada.
El conjunto andaluz se ha dedicado a perder tiempo como fuera. Primero con la lesión de Yan Eteki, cayéndose al suelo, saliendo del campo, volviendo a entrar y después esperando a marcharse con el coche-camilla. El portero Luís Maximiano ha sido el otro gran protagonista, arañando segundos cada vez que tenía que sacar de portería. Y el Barça se desesperaba por el tiempo perdido y por su incapacidad ofensiva mostrada.
Sólo Araujo y Dest en los incomprensibles 4 minutos de descuento del primer tiempo habrían podido empatar. El portero portugués del Granada y la fortuna han evitado un empate que hubiera sido lo más justo. Antes del descanso, sin embargo, Balde ha tenido que dejar su lugar a Òscar Mingueza por lesión.
Ronald Araujo salva un punto
Pero ni que en el descanso haya entrado Luuk de Jong por Sergi Roberto y un más que discutido Koeman haya cambiado el esquema a un 4-2-3-1 ha provocado más peligro del Barça. Sí que en el inicio del segundo tiempo los blaugrana han dado un paso adelante, pero tenía que ser Araujo, un defensa, el único capaz de acercarse al gol.
El Camp Nou se impacientaba. Y más con las constantes pérdidas de tiempo del Granada. Memphis Depay no ha estado acertado cuando ha tenido ocasiones claras. Ni tampoco tenía magia. Y Demir ha sido el que demostraba que quería ganar el partido.
Y cuando en el minuto 60 Gavi ha entrado en el sitio de Coutinho, el partido ha vuelto a cambiar. Y se ha animado cuando en el 75 han entrado Riqui Puig y Piqué por Busquets y Demir. El Barça ha puesto el modo remontada.
El objetivo era marcar un gol fuera como fuera. Prueba de eso ha sido que Piqué ha jugado de delantero centro. Centros desde la banda y remates de cabeza. Luuk de Jong ha rematado desde el área pequeña después de un córner y ha dejado perder el empate. Poco después ha sido Araujo, que también se ha situado en el lugar de delantero en vistas que no había manera de marcar. Y en el minuto 90 ha sido el uruguayo quien ha empatado el partido. Euforia culé.
El Barça ha salvado un punto, pero merecía la derrota por todo lo que ha significado este partido. Y con sólo 4 minutos más de añadido, el Barça no ha podido confirmar la remontada completa. Un punto y nada más. Koeman peligra.