Toca cambiar de ideas, iniciar un nuevo ciclo y mano dura dentro del vestuario del Barça. Por este motivo Quique Setién ha sido despedido y Ronald Koeman anunciado como nuevo entrenador. Y ya ocupe el banquillo banqueta durante un año, dos o más, el técnico holandés tendrá tres retos destacados a cumplir.

La purga

El primero de todos es hacer limpieza de arriba abajo dentro del vestuario. Ya no hay vacas sagradas ni futbolistas que manden más que el entrenador. Koeman tiene que hacer la lista, marcar en rojo a los futbolistas que ya lo han dado y abrir la puerta a los que no pueden seguir vistiendo la camiseta del Barça.

Tener un equipo en el cual su columna vertebral supera los 30 años no es bueno. Y por este motivo, con Leo Messi y seguramente Gerard Piqué al margen, se tiene que purgar para obtener sabia nueva. No puede ser que de la última Champions del 2015 la mayoría de titulares continúen y ahora hagan año tras año el ridículo por Europa. Luis Suárez, Sergio Busquets, Jordi Alba o Ivan Rakitic, entre muchos otros, ya tendrían que empezar a pensar en nuevos retos.

Jordi Alba, Sergio Busquets, Arturo Vidal y Sergi Roberto durante un entrenamiento del Barça

Convencer a Messi

Aunque la limpieza sea muy grande, uno de los que tiene que seguir es Leo Messi (si él quiere, claro). El mejor futbolista del mundo aún sigue en plenas condiciones a pesar de tener 33 años. Es diferencial sobre el césped y el nuevo proyecto tiene que seguir yendo a su alrededor, pero quizás con menos dependencia.

Koeman tendrá el difícil reto de convencer a Messi que no se puede marchar y que su sitio está en Barcelona. Ya sea con fútbol, con jugadores o con una idea de juego, el holandés no se puede quedar sin el '10'.

Messi, triste y en el suelo después de no poder marcar un gol

El estilo Barça

Y por esto es tan importante como se juega. Desde la marcha de Pep Guardiola que el Barça ha pasado muchos altibajos, pero últimamente son más bajos que altos. En París, en Turín, en Roma, en Liverpool y ahora en Lisboa... un desastre absoluto. Y también ha sido culpa del fútbol.

El Barça se ha desnaturalizado, ha perdido su juego característico y ningún entrenador ya puede imponer su ley. En un vestuario que manda demasiado, ahora Koeman tendrá que reconducir el juego del Barça y parecerse a lo que nos enseñó Joahn Cruyff. ¿El gran problema? Que Koeman nunca ha destacado por practicar este fútbol.