La rúa del doblete 2017/18 ha sido una de las últimas despedidas a Andrés Iniesta. Un adiós que ha sido acompañado por la alegría de los títulos del Barça que se han festejado con la afición por las calles de Barcelona.
El primer año de Ernesto Valverde se ha saldado con la Liga y con la Copa del Rey. Una temporada que aun no ha concluido y puede ser de récord si se consigue acabar la competición de la regularidad sin conocer la derrota. Pero antes de todo y un día después de confirmarse el segundo título, los jugadores del Barça se han vestido de fiesta y se han puesto las gorras.
Música y griterío
Ya es un clásico, y esta vez la rúa ha vuelto a empezar desde el puerto de Barcelona y con Coldplay de fondo, uno de aquellos grupos de música que ha acompañado al Barça en los últimos años. Los más bromistas y los más serios sobre el bus descapotado que ha llevado a los campeones a pasear. La afición ya llenaba las calles muy temprano y desde el inicio del recorrido.
En la zona del World Trade Center ya se podía apreciar la gran riada de gente vestida de azul y grana que les iría acompañando la soleada tarde de primavera. Los grandes protagonistas, los futbolistas, y se hacían notar Piqué, Luis Suárez, Jordi Alba, Umtiti, Denis, Aleix Vidal o André Gomes. Los más animados de todos.
Y con unos cañones de confeti daban el pistoletazo de salida. Unos tiros que han empezado con los periodistas como víctimas, servidor afectado, y después ha seguido la guerra dentro del bus. La rúa empezaba a andar. Afición a ambos lados y griterío generalizado.
El Iniesta más melancólico
Piqué y Sergi Roberto destacaban de primeras con una senyera atada al cuello, pero Iniesta ha sido el auténtico protagonista. Sólo arrancar los aficionados ya han coreado su nombre. Le han pedido que se lo repiense y se quede en el Barça. Y eso repetido durante las casi tres horas que ha durado una extraña rúa y sin final en el Camp Nou.
Llegando a Drassanes, pasando por el Paralelo y enfilando la Ronda de Sant Pau hasta el Mercado de Sant Antoni, pero Iniesta seguía con su cara triste, mirando al infinito y dándose cuenta que era uno de sus últimos actos públicos de blaugrana. Recordaba a aquella rúa de ahora hace tres años cuándo también se despidió a una leyenda como Xavi Hernández. Y volviendo a Iniesta, ni sus compañeros conseguían animar al de Fuentealbilla. Alguna sonrisa y alguna carcajada, pero poco más.
Desvirtuando los títulos
Bien ligados y encabezando el bus descapotado estaban los dos trofeos. Nadie haría un Sergio Ramos echando abajo la Liga y la Copa. La afición, cada vez más animada cuando se llegaba al centro de Barcelona, ha animado una fiesta que ya funcionaba por sí sola en su epicentro.
Umititi ha sacado su cara más alegre, y bromista al nivel del presidente Piqué ha continuado una fiesta que se ha ido desvirtuando. Ha empezado a correr la cerveza, y cuando ha llegado a buen puerto, el alcohol ha hecho su efecto. Los futbolistas han iniciado la segunda batalla con la bebida para acabar con las bambas volando por los aires.
Fuera del bus la afición estaba exultante e inmortalizando con sus teléfonos móviles el paso de los campeones. Shakira sonaba por los altavoces, pero se mantenían los gritos de Iniesta, Iniesta como banda sonora.
Calle Urgell y avenida Sarrià. Más de dos horas y media de recorrido. Unos bocadillos y unas pizzas a cargo de Luis Suárez, de su restaurante Chalito, para acabar el día con la barriga llena, con el sol que se empezaba a marchar, con los futbolistas empezando la fase rem de la rúa, con Ernesto Valverde viendo el panorama con calma y con Iniesta todavía con su mirada perdida.